n el mediador, agradeciendo sus buenos oficios.
Por indicacion de Flimnap, el ejercito ceso en su movimiento ascendente,
manteniendose lejos de la Galeria. Su presencia podia excitar de nuevo
la irritabilidad del coloso.
Un simple destacamento de la Guardia acompano a las autoridades y al
profesor cuando se aproximaron al edificio. Flimnap empezo a dar gritos
a la servidumbre para que volviesen todos a ocupar sus puestos, como si
no hubiese ocurrido nada. Detras del rebano domestico entro el con sus
ilustres acompanantes y la escolta.
Obedeciendo sus indicaciones, un grupo de atletas habia corrido a lo
alto de la mesa para manejar la grua que subia los alimentos. Ocupando
su plato-ascensor pudo llegar a la vasta planicie de madera, sin
necesidad de trotar por las fatigosas espirales. Los del gobierno
municipal le acompanaron en su ascension, mientras toda la escolta
avanzaba por las tres patas de la mesa que se mantenian intactas.
Flimnap presento sus acompanantes a Gillespie; y como estos no entendian
el ingles, le pudo recomendar al mismo tiempo que fuese prudente.
--Estos senores se contentan con que permita usted el registro de sus
bolsillos.
Accedio el coloso, sonriendo al pensar en la inutilidad de dicho
registro. Ademas, el catedratico quiso hacerle admitir como un gran
honor el hecho de que iban a ser las hermosas muchachas de la Guardia
las que huronearian en sus bolsillos, en vez de aquellas hembras feas de
la policia a las que habia hecho pasar un mal rato.
Cuando los apuestos guerreros de la Guardia hubieron dado fin a su
infructuoso registro, los del gobierno municipal se retiraron con una
expresion de ambigueedad inquietante.
--Que todo continue aqui lo mismo--dijo uno de ellos al profesor--.
Manana veremos que es lo que dispone el Consejo Ejecutivo.
Este "manana" inquietaba a Flimnap. Creyo prudente pasar la noche bajo
el mismo techo que su amado gentleman, como si con ello pudiese apartar
los peligros todavia indeterminados que le anunciaban sus
presentimientos.
Dio ordenes a la servidumbre para que el gigante cenase como todas las
noches. El desorden originado por la visita de los perseguidores de
Ra-Ra no debia notarse en la buena marcha del servicio domestico. Luego,
cuando el gentleman iba a acostarse, Flimnap fingio que regresaba a la
Universidad, despidiendose de el hasta el dia siguiente, pero se dispuso
a pasar la noche en la cama del administrador del almacen de viveres,
au
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