s se hubiese acordado su muerte, el acto le habria
parecido muy oportuno e inspirado en una verdadera prudencia politica,
mereciendo su completa aprobacion.
--Pero como estamos dirigidos por un gobierno inconsciente--continuo--,
por un gobierno que no tiene opiniones propias y cada dia obra de
distinta manera, segun los consejos del favorito que esta de moda, se ha
procedido en este asunto del Hombre-Montana con una torpeza que hace
inoportuna y perjudicial la peticion que ahora nos dirige el Consejo
Ejecutivo y que yo no aceptare nunca.
El orador, despues de indicar con estas palabras el nuevo rumbo que iba
a emprender, se dedico a la descripcion de todos los gastos que llevaba
hechos el gobierno para el sostenimiento del intruso. Al enumerar el
considerable personal instalado en la Galeria de la Industria para la
vigilancia y manutencion del Hombre-Montana, aludio al Comite encargado
de dirigir este servicio costoso y a su presidente Flimnap. Pero ahora
no le llamo pedante, sino digno profesor y notable sabio, que merecia
ser empleado en servicios mas utiles a la patria.
Despues abrio una cartera llena de papeles. Alli tenia almacenados todos
los datos estadisticos sobre el costo de la alimentacion del gigante.
Leerlos equivalia a apoyar al gobierno, que solicitaba precisamente la
destruccion del coloso por razones economicas. Pero el tribuno no estaba
dispuesto a renunciar al regocijo que su lectura provocaria en el
publico; era duro para el privarse de un gran exito de hilaridad, y
empezo a dar a conocer los citados datos, confiando en sus habilidades
oratorias, que le permitirian emplear despues esta misma lectura como un
arma contra los gobernantes.
Los senadores y el publico lanzaron grandes carcajadas mientras el iba
detallando su estadistica alimenticia. El Hombre-Montana devoraba cuatro
bueyes cada dia, dos por la manana y dos por la noche, ademas de enormes
cantidades de aves, pescados y frutas.
--Con una de sus comidas a mediodia--comentaba Gurdilo--podria
mantenerse la guarnicion entera de nuestra capital; con una de sus cenas
habria bastante para la alimentacion de toda la escuadra del Sol
Naciente. Y el gobierno, que ha dispuesto este despilfarro monstruoso,
nos pide ahora, de repente, la muerte de su antiguo protegido. ?Que
secreto hay en el fondo de tal peticion?... Todavia estaria derrochando
el dinero del pais para sostener al gigantesco intruso, si este, por su
bestialidad nativa y su ignor
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