mismo que las ranas, unas
veces con la cabeza arriba, otras con la cabeza abajo.
La colera del coloso no encontro a los pocos momentos enemigos que
perseguir. Todos habian huido. Los inmediatos canaverales se estremecian
agitados por la carrera medrosa de los hombrecillos. Gillespie iba a
tenderse otra vez en la arena, convencido de que nadie osaria ya
atacarle, cuando sintio que algo se agitaba debajo de uno de sus pies.
Era una cosa blanda que se retorcia lanzando ahogados chillidos,
aprisionada por la arena y el arco de puente que formaban sus zapatos
entre la planta y el tacon. Se inclino hasta tocar el suelo y,
levantando el pie, extrajo aquella cosa animada de su dolorosa
esclavitud.
Vio que eran dos hombrecillos sobre los que habia puesto su pie sin
saberlo. Milagrosamente se habian librado de morir aplastados al
incrustarse entre la arena y el arco del zapato.
Daban gemidos como si hubiesen sufrido graves lesiones interiores, pero
el susto era en ellos tal vez mas grande que las heridas.
Gillespie, que habia tomado estos dos animalejos entre sus dedos, los
subio a su rostro, colocandoselos entre ambos ojos. Pero la obscuridad
no le permitio reconocerlos. Unicamente pudo ver que eran mujeres.
Uno de estos pigmeos debia ser el que habia seguido los latidos de su
corazon para marcar a los asesinos el emplazamiento mas favorable para
el golpe.
Penso si serian Golbasto y Momaren, vanidosos personajes implacables en
su venganza y directores de su asesinato, como creia Ra-Ra. Lamentaba
que las maquinas aereas no le enviasen un rayo de luz para poder
reconocerlos.
Su primer impulso fue oprimirlos entre sus dedos, aplastandolos como
insectos daninos. Pero le falto la voluntad para darles este genero de
muerte....
Como deseaba al mismo tiempo desembarazarse de ellos, se dirigio a la
orilla del mar y, echando atras su brazo para que el impulso fuese mas
grande, los arrojo en el vacio.
Lo mismo que dos piedras atravesaron la obscuridad, perdiendose sus
lamentos en el sonoro chapoteo de su caida.
XIV
Lo que hizo el Gentleman-Montana para que Popito no llorase mas
Al dia siguiente los periodicos lanzaron en sus ediciones de la tarde la
noticia de un suceso que intereso mucho al publico.
Golbasto, el gran poeta nacional, habia sido encontrado por unos
pescadores, poco antes de la salida del sol, tendido en la playa sobre
la linea divisoria del agua y la arena. Lo habian conducido moribun
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