do a Popito
entre dos dedos y elevandola sobre la mesa.
La introdujo en el bolsillo superior de su chaqueta, donde otras veces
habia guardado a Ra-Ra. Ya no necesitaba mantener su cuello rigido ni
marchar con cierta precaucion, temiendo que Popito cayese desde la
inmensa altura de la selva capilar que cubria su craneo. Ahora podria
moverse y correr cuanto quisiera, sin otro inconveniente que el de
sacudir un poco a la joven dentro de su encierro.
Se lanzo fuera del edificio, en direccion a la ciudad, pero al dar los
primeros pasos por la pendiente de la colina vio que se cruzaba en su
camino una maquina rodante con cabeza de tigre, ocupada por militares.
El Hombre-Montana levanto su garrote con intencion de aplastar al
vehiculo y los que iban en el. Bastaba para esto un simple golpe dado
con la parte gruesa del tronco. Pero reconocio al capitan Flimnap, que
le gritaba, abriendo los brazos:
--iDetengase, gentleman! ?Adonde va?... Le pido perdon por el olvido de
que ha sido objeto. Los culpables son esas gentes de la administracion
del ejercito, que, como no estan acostumbradas al nuevo servicio,
equivocaron mis ordenes. Pero vamonos a la playa; deben haber llegado ya
doce furgones llenos de viveres. Tiene usted preparada una comida
magnifica.
El gigante se encogio de hombros, como si no reconociese a su antiguo
traductor.
Luego paso sus pies por encima de la maquina rodante, con cierta
lentitud para no aplastarla, y continuo marchando hacia la capital, sin
hacer caso de los gritos que lanzaba Flimnap al verse abandonado.
XV
Que trata de muchos sucesos interesantes, como podra apreciarlo el
curioso lector
Inclino la cabeza para hablar a Popito, que se habia asomado a la
abertura del bolsillo.
--Sepa usted, miss--dijo--, que vamos en busca de Ra-Ra. Digame donde lo
tienen preso; guie mis pasos.
Le fue indicando la joven las avenidas que debia seguir por las afueras
de la ciudad. Marchaban entre grandes edificios levantados cuando la
capital se ensancho a consecuencia de la Verdadera Revolucion.
La carcel donde guardaban a Ra-Ra era un antiguo cuartel que las tropas
femeninas habian abandonado por insalubre.
--Aqui--dijo Popito.
Y le senalo con sus gritos y sus manoteos un edificio de paredes
sombrias, con las ventanas cerradas.
Ante el paso del gigante huian las gentes dando gritos. Sus pies solo
encontraban un desierto repentino, mientras a sus espaldas se iba
levantando un bull
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