del bolsillo. Al ver que el gigante,
hundiendo por segunda vez su mano en la tela, sacaba a su amada, le
grito con dureza:
--iTenga cuidado, monstruo!... La pobre Popito tal vez va a morir.
Edwin miro con asombro a la delicada joven, que, no pudiendo continuar
de pie, acababa de tenderse sobre la madera de la popa, mientras Ra-Ra
sostenia su cabeza, arrodillado.
iGran Dios!... Miss Margaret Haynes, por otro nombre Popito, tenia las
ropas manchadas de sangre. Su rostro estaba empalidecido por una lividez
mortal. Sus labios eran ahora azules, y una humildad dolorosa parecia
haber agrandado sus ojos.
Con acento de rencor, como si el gigante tuviese la culpa de la herida
recibida por su amada, Ra-Ra fue explicandole todo lo ocurrido desde que
salio de la carcel. Al caer en el fondo del bolsillo oyo gemidos
dolorosos, viendo a continuacion como la dulce Popito chorreaba sangre.
Una de las muchas flechas dirigidas contra el Hombre-Montana, al
clavarse en el pano de la chaqueta, la habia alcanzado con su punta.
Ra-Ra trepo inmediatamente a la abertura para advertir al gigante; pero
este, en vez de escucharle, lo golpeo con uno de sus dedos, haciendole
caer de nuevo sobre el cuerpo de la joven herida. Asi habian permanecido
los dos mucho tiempo, sufriendo el mas horrible de los suplicios
encerrados en aquella bolsa agitada continuamente por los movimientos
que hizo el coloso para defenderse de la maquina voladora, para
desamarrar la barca, para inundar la artilleria de los pigmeos y para
batirse al fin con los dos buques enemigos.
Era extraordinario que Popito viviese aun. El habia vendado la herida
con pedazos de tela arrancados a su traje, y temblaba al pensar que la
delicada joven tal vez no pudiera resistir tantos sufrimientos.
--Usted tiene la culpa, gentleman. ?Por que no nos dejo en nuestra
patria? ?Por que nos ha traido aqui, haciendonos sus esclavos?
Edwin lanzo a su propia miniatura una mirada de desprecio.
--?Vivirias ahora si te hubiese dejado en tu pais?... ?No era necesario
que me defendiese para que los tres nos viesemos libres?...
Y convencido de que Ra-Ra, por ser igual a el, solo podia decir
tonterias cuando estaba furioso, prescindio de su persona para ocuparse
unicamente de Popito. ?Era posible que miss Margaret fuese a morir
cuando el la habia salvado?... Volver atras resultaba imposible; en la
tierra de los pigmeos solo les esperaba la muerte. Lo mejor era ir al
encuentro de los gigante
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