o el profesor de Fisica no hara nada contra usted aunque
se lo mande el gobierno. Pero iay! sus enemigos no cejaran por esto....
Baje la mano, gentleman; pongame en el suelo. Necesito irme.... Cuente
con que pienso en usted a todas horas y me preocupo de su suerte.
Gillespie dejo al profesor en la arena, para no prolongar mas el
tormento de su inquietud. Luego le vio correr, balanceando sus formas
abultadas y reteniendo sus velos, que el viento maritimo parecia querer
arrebatarle.
Transcurrieron varios dias de trabajo, de cansancio y de hambre, sin que
el coloso recibiese nuevas visitas. Un anochecer, estando sentado en la
arena, vio que un hombre saltaba agilmente sobre una de sus rodillas,
corriendo despues a lo largo del muslo. Este no llevaba falda ni toca
mujeriles. Iba casi desnudo, como los hombres condenados al trabajo, con
una tela arrollada a los rinones por toda vestidura y mostrando los
musculosos relieves de un cuerpo armoniosamente formado.
Antes de reconocerlo con sus ojos, sintio el gigante que un instinto
fraternal despertaba en su interior para avisarle quien era.
--iOh, Ra-Ra!--dijo con voz tenue--. iComo deseaba verte!
Adivinando los propositos de su visitante, lo puso sobre la palma de su
mano derecha, elevandole despues hasta su rostro.
Ra-Ra se tendio sobre esta meseta de carne y hueso, y apoyando su cara
en ambas manos, hablo al Gentleman-Montana:
--Popito le aviso a usted hace dias que algunos de estos hombres que le
rodean proyectan asesinarlo. Hasta ayer solo tenia vagas noticias de
ello; ahora puedo darle un aviso concreto. Creo que es manana cuando
intentaran el golpe contra usted, gentleman. En cuanto a los
instigadores del crimen, tengo formada mi conviccion y nadie me hara
desistir de ella. Son Momaren y Golbasto los que desean su exterminio, y
ya que no han podido lograr que el gobierno favoreciese sus deseos, se
valen de esta chusma que rodea a usted.
Siguio hablando Ra-Ra, y algunas de sus revelaciones vinieron a
corroborar las que le habia hecho el profesor.
--Al principio, estos dos personajes proyectaron matarle a usted por
medio de una inyeccion venenosa. Ignoro como pensaban realizarlo, pero
de su intencion no me cabe ninguna duda. Deseaban que usted apareciese
muerto un amanecer, aqui en la playa, y que la gente creyese en un
fallecimiento ordinario. Pero como no han podido realizar este plan
hipocrita de venganza, apelan ahora al asesinato. Ya lo sabe, gentlema
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