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esta noche y la siguiente no duerma usted. Yo creo que el golpe lo
intentaran manana, pero le aconsejo que, de todos modos, se guarde esta
noche, pues bien podrian haber adelantado la fecha de su crimen.
Ra-Ra saco la cabeza fuera de la mano del gigante para buscar abajo con
su mirada los grupos de gente sospechosa.
--Los que le rodean, gentleman, son personas de malos antecedentes, pero
no creo que todos ellos vayan a intervenir en el crimen. Segun mis
informes, los unicos que han tomado algun dinero para ejecutarlo y
desean ganar el resto de la cantidad son esos bigotudos de Blefuscu, que
tan orgullosos se muestran de su fuerza. No los pierda nunca de vista,
pues en ellos esta el peligro.
Gillespie se resistia a comprender como varios pigmeos podian matarle
durante su sueno no disponiendo de una maquina inyectora como aquella de
que le habia hablado Flimnap.
--Mis amigos--contesto Ra-Ra--han podido adivinar, gracias a algunas
palabras de estos hombres, como se proponen matarle durante su sueno.
Treparan cautelosamente hasta lo alto de su pecho, pues han observado
que usted duerme de espaldas; pegaran su oido a la curva de su tronco,
para guiarse por las palpitaciones del corazon, y cuando sientan bajo
sus pies estos latidos, cinco o seis de ellos empunaran una barra enorme
de acero terriblemente aguzada, clavandola todos a un tiempo en su
carne, hasta que le traspasen el corazon y salten en torno de su arma
canos de sangre. Momaren y Golbasto deben haberles proporcionado la
barra, dandoles, ademas, lecciones para que asesten el golpe en el lugar
preciso.
Aun hablaron los dos un largo rato. El gigante acabo por olvidar los
propios asuntos para que Ra-Ra le contase sus planes revolucionarios y
sus esperanzas en el proximo triunfo.
Ya no podia fijar el joven la fecha del movimiento insurreccional contra
la Republica de las mujeres. Todos los preparativos estaban terminados y
las ordenes transmitidas a las diferentes ciudades. Solo faltaba que se
iniciase el movimiento en un Estado lejano, el mas favorable para
emplear aquel descubrimiento que debia vencer a los famosos rayos
negros.
Esto iba a ocurrir de un momento a otro; tal vez fuese al dia siguiente;
tal vez habia sido ya y lo ignoraban en la capital.
--Le quedan a usted muy pocos dias de esclavitud, gentleman--anadio el
joven--, y por lo mismo seria lamentable que esos malvados le matasen
aprovechando los ultimos momentos de la tirania femenina.
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