n avanzando por la costa
varias companias de arrogantes muchachas de la Guardia. Las matronas
masculinas apresuraron el paso, sintiendo alarmado su pudor por la
proximidad de estos guerreros, algo libres en palabras y costumbres.
Todas ellas ordenaban a sus hijas masculinas que marchasen rapidamente,
antes de que los militares se echasen al agua. No era decente permanecer
alli. Algunas mamas barbudas hasta criticaban al gobierno porque no
disponia que las tropas de la guarnicion nadasen en otro lugar mas
solitario de la costa.
Los grupos de hombres, pudorosos y timidos, huyeron hacia la ciudad con
tanto apresuramiento, que detras de sus pasos temblaban como banderas
fugitivas los extremos de velos y tunicas. Mientras tanto, varios
centenares de hembras guerreras se despojaban tranquilamente de sus
uniformes, y unas en simples calzoncillos, otras completamente desnudas,
se lanzaron al agua, haciendo alegres suertes de natacion.
El gigante, atraido por sus risas y queriendo ver el espectaculo de mas
cerca, se tendio de bruces en la arena, apoyandose despues en ambas
manos para sacar su cabeza por encima del palacio.
Un griterio de mil voces acogio la aparicion de este rostro gigantesco
que iba elevandose poco a poco sobre el palacio como surge el sol por
detras de las montanas. Despues del regocijo provocado por su presencia,
las amazonas quedaron como asombradas de la conducta impudica del
coloso. iEra un hombre!... iY este hombre, en vez de huir con el recato
propio de su sexo, osaba permanecer alli, contemplando a todo un
batallon desnudo!...
Ningun varon de sus familias hubiese hecho esto. Los militares mas
jovenes sacaban el cuerpo fuera del agua, como si quisieran castigar al
atrevido con la exhibicion de su desnudez. Pretendian asustarlo para
despertar de este modo el olvidado pudor de su sexo; proferian palabras
de cuartel para que se ruborizase. Pero el desvergonzado gigante sonrio
placenteramente, sin pensar en huir, encontrando muy ameno el
espectaculo.
Y los militares mas viejos y mas expertos en la vida se asombraban al
pensar en el mundo de los Hombres-Montanas: un mundo absurdo, donde los
sexos estan lamentablemente invertidos, y son los hombres los que buscan
a las mujeres, no sintiendo rubor ni deseos de huir cuando las mujeres
se muestran a ellos en toda su desnudez.
XIII
Donde se ve como unos pigmeos bigotudos intentaron asesinar al gigante
Un anochecer, cuando Gillespie habia
|