nto al pensar que habian contribuido a ella los dos. El
joven deseaba que la revolucion de los hombres estallase cuanto antes,
para libertar al gigante de la esclavitud a que le habia sometido el
gobierno femenino. Su primer acto apenas triunfase seria venir a
buscarle para llevarlo otra vez al palacio situado en la cumbre de la
colina, rodeandole de tantas comodidades y homenajes como si fuese un
dios.
--Pero mientras llega ese momento--continuo Popito--el teme por la vida
de usted, gentleman, y le recomienda que no tenga confianza en ninguno
de los que le rodean.
Como Ra-Ra vivia entre los esclavos del puerto, y estos guardaban cierta
relacion con aquella otra gente todavia mas inferior que acompanaba al
gigante, habia recibido ciertas confidencias sobre peligros que
amenazaban al Hombre-Montana.
--Son noticias todavia vagas--continuo Popito--. Nuestros amigos solo
han podido sorprender hasta ahora palabras sueltas. Hay entre esos
hombres que viven junto a usted una docena que son los peores y
proyectan matarle, no sabemos por orden de quien.
Gillespie busco con su vista los grupos que estaban poco antes en la
orilla del mar, y no vio a ninguno. Se habian deslizado hacia el sitio
donde hervia el caldero sobre las llamas de una hoguera, para repartirse
su contenido, devorandolo. Esta noche Gillespie iba a pasar hambre. Los
bellacos parecian contentos de la visita del hombre con velos, que habia
distraido la atencion del coloso.
Popito siguio hablando para contar lo que sabia de estas gentes:
fugitivos de todos los paises; hombres con los que no querian contar los
otros hombres, deseosos de emancipacion. Entre ellos eran tenidos como
peores los de un grupo procedente de Blefuscu, facilmente reconocibles
por sus luengas cabelleras y sus bigotes, que pendian con no menos
abundancia por ambos lados de sus bocas.
Oyendo a estos hombres era como los amigos de Ra-Ra habian sospechado
que se tramaba algo contra el coloso. Parecia que solo esperaban recibir
su recompensa por adelantado para matar al Hombre-Montana. Como el tal
asesinato no resultaba empresa facil, discutian mucho los procedimientos
para conseguirlo.
--Este usted tranquilo, gentleman--siguio diciendo la joven--. Nuestros
amigos vigilan, y nos traeran noticias mas concretas.
--?Quien puede tener interes en matarme?--repuso Gillespie
tristemente--. Los que deseaban vengarse de mi deben sentirse ya mas que
satisfechos por el castigo que me han imp
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