on de sus trabajos.
Y el Gentleman-Montana, convencido por sus razones, le habia dejado en
el suelo para que huyese, aprovechando la confusion que reinaba en torno
de la Galeria.
Flimnap se abstuvo de recriminaciones. Lo urgente era evitar un combate
entre el ejercito asaltante y el coloso, todavia irritado. Y empezo a
contar a este lo que habia visto.
De pronto, Gillespie, que escuchaba cenudo las palabras del profesor,
lanzo una ruidosa carcajada. Fue el relato del discurso de Gurdilo en el
Senado lo que le hizo pasar sin transicion de la colera a la hilaridad.
La idea de que toda la Republica confederada de los pigmeos se estaba
ocupando de sus pantalones como de una manifestacion subversiva y la
seguridad de que iban a ponerle faldas iguales a las de Ra-Ra, hicieron
que su risa se prolongase mucho tiempo.
Los grupos de afuera se imaginaron que el coloso feroz estaba saludando
con carcajadas el cadaver del sabio.
Mientras tanto, Flimnap se esforzaba por que el gentleman le admitiese
como mediador.
--Por fortuna, usted no ha matado a nadie, y los senores del gobierno
municipal, que estan abajo, me atenderan si yo les pido la paz en su
nombre. ?Que es lo que usted deseaba? ?Salvar a Ra-Ra?... Este se ha
ido, librando a usted del compromiso de protegerlo. Ahora lo interesante
es conseguir que no le miren a usted como un rebelde. ?Me autoriza para
que trate en su nombre?...
El Gentleman-Montana contesto con un gesto indiferente, y Flimnap quiso
aceptarlo como si fuese de aprobacion. Luego suplico a su poderoso amigo
que bajase la mano lentamente hasta depositarlo en el suelo, y salio
corriendo de la Galeria.
Cuando las gentes que estaban en las inmediaciones le vieron avanzar
hacia ellas, mostraron el mismo asombro que si contemplasen un
aparecido. iNo lo habia matado el gigante!...
El profesor siguio corriendo ladera abajo en busca de los senores del
gobierno municipal. No tuvo que ir muy lejos. Las tropas habian formado
un circulo en torno a la colina y ascendian, estrechando cada vez mas su
anillo para que el enemigo no pudiera escapar.
Los del gobierno municipal acogieron al profesor con frialdad. Debian
haber recibido ordenes superiores durante su ausencia, cambiando de
opinion respecto a su persona. Sin embargo, cuando Flimnap les dijo que
el gigante ya no haria resistencia, dejandose registrar y obedeciendo a
cuanto quisieran ordenarle las autoridades, todos se mostraron algo mas
efusivos co
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