n absoluto a su servicio.
A pesar de su mal humor por la aventura en la Universidad y por las
persecuciones que le podian hacer sufrir estos pigmeos, de los que era
esclavo, Gillespie no pudo contener una carcajada. Despues sofoco su
risa para excusarse cortesmente:
--No crea, profesor, que me rio de usted. Le estoy muy agradecido para
atreverme a tal insolencia. Mi risa es de sorpresa.... En mi pais, rara
vez una mujer declara su amor al hombre.
--Pues aqui no es extraordinario--contesto Flimnap--. Acuerdese que todo
lo dirigimos las mujeres, y por lo mismo nos corresponde la iniciativa
en los asuntos de amor.
--Ademas--dijo Edwin--, usted olvida el obstaculo insuperable que la
Naturaleza ha establecido entre los dos al crearnos con tamanos tan
distintos. Me mira usted a traves de su lente de reduccion y se ilusiona
creyendome de su talla. Contempleme tal como soy, y se convencera de que
por mucho que yo la amase nunca pasaria usted de ser una esposa de
bolsillo.
--iOh, gentleman!--interrumpio ella quejumbrosamente--. No sea usted
materialista en sus apreciaciones, no se muestre grosero en sus
sentimientos juzgando a las personas por su tamano. ?Por que no pueden
amarse dos almas a traves de sus envolturas completamente diferentes?...
Ahora que le conozco, gentleman, me doy cuenta de que toda mi vida he
estado esperando su llegada. Siempre mi alma sintio la atraccion de las
alturas; siempre sone con algo inmensamente grande. Mi espiritu veia con
indiferencia las pequeneces de nuestra vida corriente. Yo solo podia
amar a un gigante, y el gigante ha venido. ?No le parece que un poder
superior nos ha hecho el uno para el otro?...
El Gentleman-Montana solo contesto a esta pregunta con un gesto ambiguo.
Pero el ardoroso profesor siguio hablando:
--Yo no le exijo que me responda inmediatamente. Confieso que esta
manifestacion de mis sentimientos es un poco violenta y que usted no la
esperaba. A no ser por el peligro que le amenaza, me hubiese abstenido
de hablarle de esto en mucho tiempo. Pero, en fin, lo que yo debia decir
ya esta dicho. Reflexione usted, consulte su corazon; esperare su
respuesta. Lo que necesitaba hacerle saber cuanto antes es que no soy
para usted un simple traductor y que ansio participar de su suerte,
correr sus mismos peligros, si es que la situacion se empeora.
Gillespie, conteniendo la risa que otra vez volvia a agitar su pecho,
contesto vagamente a la apasionada universitaria. Obed
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