aciones.
Durmio mal, pues el saboreo de su triunfo parecia repeler al sueno. Pero
cuando descendio de su habitacion universitaria, apreciando de antemano
las felicitaciones de unos profesores y la envidia de otros, todo su
orgullo triunfante se deshizo ante la realidad. Oyo aterrado lo que
habia hecho el gigante en la tarde anterior. Muchos de los que le
hablaron habian asistido a la tertulia de Momaren y se mostraban
congestionados aun por la indignacion al recordar los proyectiles del
gigante, algunas de cuyas salpicaduras habian llegado a ellos o a
personas de sus familias.
El Padre de los Maestros estaba en cama despues de este suceso, aunque
sin enfermedad conocida. Golbasto, el gran poeta nacional, se habia
retirado jurando vengarse del barbaro intruso. Los concurrentes le
vieron con un vendaje debajo de su corona de laurel, pues se habia
descalabrado al caer al suelo con Momaren bajo el disparo del gigante.
--?Que ha hecho usted?--volvio a repetir el profesor.
Muchos de los que presenciaron el suceso habian olvidado la insolencia
del Hombre-Montana para preocuparse unicamente de la finalidad de otra
accion suya que les parecia misteriosa. Despues que el gigante hubo
limpiado de gentio los salones de Momaren, haciendo huir a todos al
fondo de la casa para librarse de su bombardeo liquido, irguio su
estatura y fue a un determinado lugar de la fachada de la Universidad,
lanzando varios silbidos con la estridencia de un huracan.
Los doctores estudiosos que permanecian en sus habitaciones intentaron
ocultarse, creyendo que el Hombre-Montana se habia vuelto loco y deseaba
aplastarlos. Pero antes de cerrar las ventanas de sus viviendas pudieron
ver como corria por los tejados un hombre envuelto en velos, como el
gigante lo tomaba con una de sus manos, introduciendolo en un bolsillo
de su traje, y como emprendia una marcha veloz, guiado por este varon
desconocido, hacia la Galeria de la Industria, sin esperar a que sonasen
otra vez las trompetas y se reuniera el escuadron que le habia escoltado
en su paseo.
--?Que va a pasar ahora?--continuo diciendo el asustado profesor.
Los murmuradores le habian dado a entender que el Padre de los Maestros
sospechaba si este intruso ayudado por el gigante seria Ra-Ra.
--Yo temo, gentleman, que a estas horas la policia este enterada de que,
efectivamente, el tal hombre era Ra-Ra y que, protegido por usted, entro
en nuestro palacio para ver a Popito.... iUsted, gentleman
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