ntro de Ra-Ra y Popito sobre su mesa
en la tarde anterior, y como, extendiendo uno de sus brazos, creo un
refugio para que los dos amantes se hablasen entre caricias.
--iImprudentes!--volvio a repetir Flimnap--. Ahora comprendo por que se
mostraba usted tan distraido y no contesto a mis preguntas. iQue
atrevimiento!... Tener una entrevista de amor a corta distancia del
Padre de los Maestros, que odia a Ra-Ra y desea suprimirle, pues cree
que es el unico culpable del despego que le muestra su hija....
A pesar de las grandes muestras de escandalo que provocaba en Flimnap la
audacia de los dos amantes, se noto en su voz cierta admiracion. Unos
dias antes su protesta hubiese sido sincera, pero despues de conocer a
Edwin pensaba de distinto modo, mostrando veneracion por todos los que
sacrificaban la seguridad y las comodidades de su existencia en pro de
un amor.
--Me asombro de su atrevimiento, gentleman, pero iquien sabe si estos
enamorados valerosos ven la realidad mejor que nosotros y conocen los
goces de la vida mas que los prudentes!... Yo, gentleman, tal vez
hubiese sido como ellos, pero nunca tuve ocasion de conocer el amor. Mi
mundo no me daba facilidades para enamorarme. Siempre he sonado con
dedicar mi ternura a algo muy alto, muy extraordinario, que estuviera
por encima de las cabezas de los demas mortales.... Pero antes de que
usted viniese esto equivalia a sonar con lo imposible.
Se ruborizo Flimnap, creyendo haber dicho demasiado, y miro a traves de
su lente el rostro del gigante. Este permanecia impasible, como si no la
hubiese entendido, y el profesor juzgo oportuno no insistir. Por el
momento bastaba esta insinuacion; mas adelante se expresaria con mayor
claridad. Y paso a hablar de aquellas noticias que dilataban de gozo su
cara bonachona cuando entro en la antigua Galeria de la Industria.
--Usted no puede estar metido aqui siempre, pues eso acabaria con su
salud. Se lo he dicho al presidente del Consejo Ejecutivo, a muchos
senadores, al gobierno municipal de la ciudad y a todos los periodistas
que conozco, excelentes muchachas, que ahora me prestan alguna atencion,
despues de no haberme hecho caso nunca, y se dignan repetir en sus
articulos todo lo que me oyen. En una palabra, gentleman: he creado un
movimiento de opinion a favor de usted para que su vida sea mas
higienica y divertida.
El gobierno me ha autorizado para que forme un programa de diversiones.
?Que es lo que usted desea?... Yo, es
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