ue el "chasque" o emisario llegado a todo
correr de su caballo le diese mas explicaciones sobre este aviso.
Al salir de su casa quedo perplejo viendo que el jinete habia
desaparecido. Corrio Cachafaz la tierra inmediata, asi como los
corrales, dando gritos, sin poder descubrir al "chasque". Finalmente,
Rojas se encogio de hombros, y contento por la noticia, quiso
explicarse esta desaparicion. Don Roque, para darle el aviso con mas
prontitud, se lo habia enviado con algun viandante que tenia que hacer
un largo rodeo en su marcha y deseaba no perder tiempo. El tampoco
debia perderlo, y como juzgaba conveniente ir a la Presa para hablar
con el comisario, monto a caballo, prometiendo a Celinda estar de
vuelta antes de la comida de mediodia.
Manos Duras y sus tres amigos, tendidos en el suelo, le vieron pasar a
lo lejos con direccion al pueblo. Teniendo sus caras junto a las
raices de los matorrales, hablaron y rieron con frio cinismo.
--Va en busca de la vaca que nos comimos ayer--dijo Piola.
Y Manos Duras anadio, acompanando sus palabras con un mueca impudica:
--Veremos que dice cuando nos hayamos llevado su vaquillona...
Ricardo Watson, que corria el campo, deseoso de aproximarse a la
estancia y temiendo al mismo tiempo irritar a Celinda con su
presencia, vio tambien pasar a lo lejos al senor Rojas con direccion a
la Presa.
Esto parecio infundirle animo. Celinda quedaba sola en su casa, y el
podia visitaria con cualquier pretexto. Pero a continuacion sintio
miedo. No osaba acercarse a la estancia, temiendo que fuese Cachafaz
el unico que saliese a recibirle. Era mejor vagar por el campo. Tal
vez la hija de Rojas, aburrida de su soledad, se decidiese a montar a
caballo.
Estaba dispuesto a esperar hasta que el sol se ocultase. Llevaba a
precaucion, en una bolsa de su montura, algunos comestibles. Ademas,
como todos los enamorados, olvidaba que los hombres nacen con la
enfermedad mortal del hambre y unicamente pueden seguir viviendo si se
curan de ella dos veces al dia. Otras cosas le preocupaban en aquel
momento, mas importantes para el.
Mientras tanto, su amigo Robledo vagaba cabizbajo por la calle central
de la Presa. Venia de su casa y no estaba en ella Torrebianca. La
criada le habia esperado en vano con el desayuno pronto. ?Donde
encontrar a este hombre?...
En mitad de la calle oyo voces amigas y levanto su rostro. El
estanciero Rojas hablaba vehementemente al comisario del pueblo, que
le respond
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