n su existencia. Luego
desaparecio detras del rancho.
Piola parecio olvidarse de Watson, para pensar en su propia seguridad.
Tambien era hombre de a caballo, y se consideraba mas seguro y fuerte
sobre la silla que a pie. Monto en su cabalgadura, siempre con la
carabina en la diestra, y uniendose a su camarada fueron a situarse
los dos junto a la tropilla de caballos, dispuestos a defender hasta
la muerte las cargas de sacos y fardos que representaban la fortuna de
la comunidad.
Rojas parecio olvidarlos, acercandose a Watson para preguntarle con
ingenua emocion:
--?Que le pasa, gringuito?... ?Le han matado?
El joven tenia en un hombro de su blusa una mancha negra, que iba
agrandandose; pero se incorporo, contestando con palida sonrisa:
--Poca cosa: un rasguno nada mas.
Don Carlos ya no pudo ocuparse de el. Necesitaba ver lo que habia al
otro lado del rancho, e hizo avanzar su caballo, dando vuelta a la
esquina.
No encontro a nadie. Su rustica puerta, completamente abierta,
mostraba la soledad de su interior. Pero al apartar sus ojos de las
ruinas vio a un jinete que se alejaba al galope, llevando sobre el
delantero de su silla una especie de envoltorio largo, sostenido por
uno de sus brazos, y que se agitaba violentamente lo mismo que una
persona.
El instinto aviso al estanciero mas que sus sentidos.
--iAh, gaucho ladron!...
Lo que le habia parecido en el primer momento un envoltorio de ropas
contenia una vida, y se negaba a dejarse llevar.
Tuvo la certidumbre de que su oido le enganaba, con el trastorno de la
emocion, al hacerle oir una voz de mujer; pero al mismo tiempo creyo
que Celinda le habia reconocido, llamandolo con desesperado lamento:
--iPapa!... ipapa!...
* * * * *
#XVII#
Al levantarse Elena, bien entrada la manana, vio con sorpresa que la
mestiza no acudia a sus repetidas voces.
Finalmente se presento una de aquellas muchachas apodadas "chinitas"
que trabajaban en el servicio de la casa bajo las ordenes de
Sebastiana. Segun declaro esta joven, la respetable mestiza no habia
vuelto despues de su salida a primera hora.
--Dicen que ha habido un bochinche en la estancia de don Carlos Rojas.
El comisario y muchos hombres se fueron para alla.
A Sebastiana, segun continuo diciendo la chinita, la habian visto
algunos en las afueras del pueblo, a caballo y acompanada por el
domestico del senor Robledo.
--Habra ido a ver si le ocurrio
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