hablar
asi. Parecia haberse empequenecido. Al levantar los ojos encontraba la
mirada severa del espanol y volvia a bajarlos, fijandolos en la
botella.
Durante el nuevo silencio Robledo se hablo mentalmente. "iY pensar que
por este andrajo se mataron los hombres, lloraron tantas mujeres y
sufri yo angustias inmensas!..."
Como si Elena adivinase sus pensamientos, dijo con humildad:
--Usted no sabe que terribles han sido mis ultimos anos... Vino la
guerra y se empenaron en perseguirme, no permitiendo que viviese en
Paris. Sospechaban de mi, me creian espia y alemana, dandome cada uno
diferente nacionalidad. Anduve por Italia; anduve por muchos paises.
Hasta estuve en su patria: ?no es usted espanol?... No extrane la
pregunta; ime es imposible recordar tantas cosas!... Y al volver a
Paris no he encontrado a nadie, absolutamente a nadie de los de mi
epoca. El mundo de antes de la guerra era otro mundo. Todos los que yo
conoci han muerto o estan lejos. A veces creo que he caido en otro
planeta. iQue soledad!...
Parecia abrumada por este mundo nuevo, que no podia comprender.
--Y el primero que me sale al paso capaz de recordarme la vida
anterior, es usted... iMejor hubiese sido no vernos!
Luego continuo, como si hablase para ella misma:
--Este encuentro servira para que yo piense en cosas que nunca hubiese
recordado... ?Por que volvio usted de tan lejos?... ?por que se le ha
ocurrido pasear por esta parte de Montmartre que nunca frecuentan los
extranjeros ricos?... iAy! ila maldita casualidad!
De pronto se incorporo, con un reflejo azulado en las pupilas.
--Dejeme beber. iComo le agradeceria que me regalase toda la botella!
La necesito despues de este maldito encuentro que va a resucitar
tantas cosas... Yo amo la vida por encima de todo. No me dan miedo las
desgracias ni las miserias, a cambio de seguir viviendo... Pero temo a
los recuerdos, y el _whisky_ los mata o los viste de tal modo que
resultan agradables. Dejeme beber; no me diga que no.
Como Robledo permaneciese silencioso, Elena volvio a apoderarse de la
botella para llenar su copa, apurandola con lento regodeo. Mientras
bebia senalo con los ojos a la muchachuela, que continuaba fumando y
tosiendo.
--Es como todas las de ahora: morfina, cocaina, etcetera... Yo soy de
mi epoca, estilo antiguo; las tales drogas me ponen enferma. Solo creo
en lo clasico.
Y acaricio el contorno de la botella con mano amorosa. Su rostro
parecia iluminado por un
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