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sazonado y dulce. Conservaba su esbeltez gimnastica de efebo, pero la
maternidad habia amplificado majestuosamente sus formas.
Ya no llevaba su cabellera cortada como una melena de pajecillo, ni se
permitia en publico los saltos y las travesuras infantiles de aquella
amazona patagonica admirada por los inmigrantes. Debia mostrar la
seriedad de una mama. En torno a la mesita del _hall_ se movia un nino
de nueve anos, voluntarioso y algo desobediente, que buscaba la
proteccion de Robledo--por otro nombre "tio Manuel"--cuando le renian
sus padres. En un piso del "Palace" dos _nurses_ inglesas vigilaban
los juegos de otros tres hijos de menos edad.
Formaban todos en conjunto la conocida familia de la America del Sur
que viene a pasar varios meses en Europa, como una tribu rica y
alegre, trasladando la casa entera de un lado a otro del Oceano, sin
olvidar a los criados. Ahora la familia estaba en sus comienzos, por
ser los padres todavia jovenes, y se limitaba a ocupar cuatro
camarotes en los buques y cinco cuartos con salon comun en los
hoteles. Diez anos mas de vida y de prosperidad en los negocios, y la
caravana familiar, al hacer otro viaje a Europa, arrendaria todo un
costado del paquebote y un piso entero en los "Palaces".
--iLas cosas que han ocurrido desde la ultima vez que estuve aqui!...
Se ensombrecio el rostro de Robledo al recordar este sus luchas
durante dos anos para conseguir que se reanudasen las obras en el rio
Negro.
Habia conocido las angustias que proporcionan las deudas crecientes y
las reclamaciones de acreedores que no pueden satisfacerse.
Casi todos los habitantes de la Presa escaparon al destruir el rio las
obras. Los raros viajeros que visitaban el pais venian a admirar esta
poblacion en ruinas, semejante a las ciudades historicas y muertas
del mundo antiguo, en una tierra falta de recuerdos.
A fin el gobierno habia reanudado los trabajos. El rio era vencido
poco a poco, aceptando el obstaculo del dique y los canales de Robledo
y Watson se empapaban con las primeras aguas, dejando correr por su
lecho fangoso el riego vivificante.
Despues de esto solo habian necesitado los dos socios que
transcurriese el tiempo. El milagro del agua realizaba un sinnumero de
milagros secundarios. Acudian a la muerta poblacion hombres de todos
los paises, deseosos de roturar un suelo que podia despues ser suyo.
Una costra de verde tierno y luminoso iba cubriendo los campos antes
polvorientos. Los
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