tancia de Rojas se divertia acosando a
estos rebanos zancudos, que escapaban, abriendo el compas de sus rudas
patas, y eran alcanzados algunas veces por el lazo de la amazona.
El puma, con el empujon del hambre, tambien descendia en invierno de
las alturas para rondar en torno a los ranchos y casitas de la Presa.
Al ser mencionado el puma, algunos volvian a sonreir torciendo sus
ojos hacia Friterini. Un amanecer, al salir el camarero al corral del
boliche, habia visto saltar del fondo de un tonel vacio a una especie
de tigre con la piel a redondeles y del tamano de un perro. Era un
puma que se habia encogido para dormir en este refugio, dando una
sorpresa formidable al nostalgico evocador de las serenatas de
Brescia.
--Cuando tengamos agua y las tierras se rieguen--continuaba
Gonzalez--viviran aqui miles y miles de familias.
El y sus rusticos parroquianos tomaban espontaneamente una entonacion
casi lirica al hablar de los prodigios del agua. Mas alla de la Presa
estaba Fuerte Sarmiento, adonde iban todos para tomar el tren. Este
pueblo se habia formado junto a un fortin, en la epoca de la expulsion
de los indios. El ejercito de ocupacion pudo abrir facilmente un
pequeno canal, aprovechando el declive del rio, y este curso liquido
hacia del pueblo un oasis prodigioso en medio de las secas tierras
colindantes. Alamos enormes formaban murallas defensivas de las
huertas. La vina, toda clase de hortalizas y de arboles frutales
crecian con la prodigalidad de una tierra vigorosa que empieza a
procrear despues de miles y miles de anos de inaccion. Su riqueza aun
resultaba mas sorprendente por contraste con el desierto que se
extendia mas alla de los tentaculos de sus ultimas acequias.
Pero los tertulianos admiraban mas otro oasis, a varias leguas de
distancia, aguas abajo, en un lugar donde el rio, por tener un
desnivel natural, podia ser sangrado para el riego.
Un vasco habia abierto facilmente canales, regando leguas y leguas
plantadas de alfalfa. Las excelencias de este pasto eran un motivo de
admiracion en el boliche. Todos adoraban, con el fervor del creyente,
los milagros de la alfalfa con riego. En el territorio de Rio Negro
esta planta de origen asiatico solo necesitaba ser sembrada una vez.
Los alfalfares, cuando tenian agua, resultaban perpetuos. En Fuerte
Sarmiento los habia que databan de poco despues de la expulsion de los
indios, y con treinta y tantos anos de existencia estaban mejor que el
dia en qu
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