ellezas de su
invencion forestal. Robledo aprovecho esto para tocar a Ricardo en la
espalda, invitandole a dar un paseo por la arboleda. Apenas quedaron
solos, el espanol se expreso con un tono bondadoso, senalando a la
mujer que se alejaba apoyada en un brazo de Canterac.
--Tenga usted cuidado, Ricardo. Creo que esa Circe tambien desea
someterlo a sus encantamientos.
Watson, que siempre le habia escuchado con deferencia, le miro ahora
altivamente.
--Tengo bastantes anos para marchar solo--contesto con sequedad--; y
en cuanto a consejos, demelos cuando yo se los pida.
Y murmurando otras palabras ininteligibles, le volvio la espalda para
ir en busca de Elena.
Quedo el espanol asombrado por la brusca respuesta de su socio.
Despues sintio indignacion.
"iEsa mujer!--penso--. iHasta va a quitarme el mejor de mis
amigos!..."
Empezaba la parte mas interesante de la fiesta para muchos de los
invitados. Friterini dio voces, dirigiendo a las mestizas encargadas
del servicio. Sobre las mesas, hechas con tablas y caballetes y que
tenian por manteles sabanas recien lavadas, fueron apareciendo los
manjares mas ricos y extraordinarios del "Almacen del Gallego" y otros
despachos de bebidas y alberguerias existentes en las colonias
inmediatas al rio Negro. Eran manjares de Europa y de la America del
Norte, que tenian un sabor a largo encierro, a estano y a hojalata:
carnes de cerdo de Chicago, salchichas de Francfort, _foie gras_
frances, sardinas de Galicia, pimientos de la Rioja, aceitunas de
Sevilla, todo venido, a traves del Oceano, en botes metalicos o
cubiletes de madera.
Lo mas extraordinario eran las bebidas. Solo algunos _gringos_
procedentes de los llamados "paises latinos" buscaban las botellas de
vino tinto. Los demas, especialmente los hijos del pais, consideraban
los liquidos de color de sangre como una bebida ordinaria, apreciando
la claridad y el tono blanco de los vinos como signo de aristocracia.
Resonaban continuamente los taponazos del champana. Algunos bebian el
vino espumoso como si fuese agua del rio.
--Esto es caro en Europa--decia un ruso de pelo largo y grasiento--;
pero aqui, icon la diferencia del cambio!...
Moreno, hombre de orden, consideraba con inquietud la sed creciente de
los invitados. Al mismo tiempo hacia recomendaciones de parquedad y
prudencia en el servicio al entusiasta Friterini con palabras
deslizadas al paso y misteriosos ademanes.
"iCon tal que alcancen los pesos de
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