nana en
duelo... Pero el duelo es a muerte.
Don Carlos mostro sinceramente su estraneza.
--?Pero aun estan de moda esas cosas?... iY aqui! ien pleno desierto!
Moreno hizo gestos afirmativos y quedo silencioso. Callo tambien el
estanciero, mirandolo interrogativamente. ?Y que tenia que ver el con
todo esto?... ?Acaso habia hecho el viaje por el simple placer de
darle tal noticia?...
--Canterac--dijo el oficinista--tiene por padrinos al marques de
Torrebianca y al gringo Watson. Como los dos son ingenieros, no pueden
negar un servicio tan importante a un camarada.
A Rojas le parecio esto muy natural. Pero ?que podia importarle a el
que los padrinos fuesen unos o fuesen otros?
--Pirovani solo cuenta conmigo--siguio diciendo Moreno--, y yo vengo a
buscarle, don Carlos, para que me saque del apuro como hombre de
armas, y sea tambien padrino del italiano.
Protesto el estanciero con vehemencia.
--iDejese de macanas, che!... ?Por que voy a mezclarme en esos
entreveros de las gentes del campamento, cuando todos son amigos mios?
Ademas, ya estoy viejo para meterme en tales cosas y no quiero hacer
un papelon.
Insistio Moreno, y durante algunos minutos discutieron los dos
hombres. Al fin don Carlos parecio ablandarse seducido por el misterio
que creia entrever en este duelo inesperado. Valiendose de su
condicion de padrino, tal vez averiguaria cosas muy graciosas e
interesantes.
--Bueno, che; sera como usted quiere. iQue no me hara hacer este
tinterillo!
Luego sonrio picarescamente, golpeando al oficinista en una pierna, al
mismo tiempo que le preguntaba bajando la voz:
--?Y por que quieren matarse? ?Cuestion de mujeres?... De seguro que
anda de por medio esa marquesa que a toditos los trae locos.
Tomo Moreno una actitud misteriosa, al mismo tiempo que se llevaba un
dedo a los labios para imponerle silencio.
--Prudencia, don Carlos. Piense que el marques tratara con nosotros
como padrino, y por ser experto en esto de los duelos tal vez dirija
el combate.
El estanciero empezo a reir, dando nuevos golpes en las piernas de su
amigo. Fue tal su risa, que en ciertos momentos se llevo una mano a la
garganta como si temiera ahogarse.
--Pero ique lindo, che!... Y es el marido el que va a dirigir el
desafio... Y los otros dos se pelean por su mujer... Pero ique gringos
tan sabrosos! Me gustara ver eso... iCosa barbara!
Luego anadio, serenandose:
--Si que acepto el ser padrino. Eso vale mas que una
|