Era Manos Duras.
Una hora antes, cuando estaba ella, lo mismo que en el presente
momento, de pie junto a los vidrios, habia creido ver por dos veces al
gaucho asomandose a la esquina de una callejuela proxima. El rustico
jinete iba a pie, vagando por el pueblo, como un trabajador en dia de
descanso. Al columbrar a la marquesa detras de los visillos la saludo
quitandose el sombrero y ensenando su dentadura de lobo.
Era el primer saludo sonriente que recibia Elena despues de la muerte
de Pirovani. Adivino en este hombre al unico admirador que le
quedaba, y esto le parecio tan comico que casi la hizo reir. En
adelante solo podria contar con el enamoramiento de un gaucho medio
bandido.
Quedo pensativa, con la frente apoyada en los cristales, mirando la
avenida solitaria. Manos Duras habia desaparecido en la callejuela
inmediata, y hasta los dos policias, juzgando inutil su vigilancia, se
iban alejando hacia el boliche.
Otra vez sono la puerta del salon bajo los discretos llamamientos de
Sebastiana. Ahora entro mas resueltamente, pero hablando en voz baja y
sonriendo con una expresion confidencial.
--?Ha venido el senor?--pregunto Elena.
--No; es otra cosa... Estaba yo en el corral, hace un momento, cuando
ese gaucho que llaman Manos Duras aparecio en la puerta trasera y
dijo...
Hizo esfuerzos de memoria para repetir las mismas palabras del hombre.
Le habia encargado que manifestase a la senora marquesa como el estaba
alli, a sus ordenes, para lo que quisiera mandar. En los malos
momentos se conoce a los amigos; y ahora que tantos en el pueblo y
fuera de el hablaban contra la senora por pura envidia, Manos Duras
tenia el gusto de repetir que era el de siempre.
--Decidle vos a tu patrona que no me doy la vuelta como muchos otros,
y que ella siempre sera la mesma para mi, porque yo soy de los de "me
rompo pero no me dueblo"... Eso me ha dicho Manos Duras para que yo se
lo diga a la senora.
Elena acogio estas palabras con una sonrisa. iPobre hombre! iY aun
decian que era un bandido!... Para ella resultaba en aquellos momentos
el varon mas interesante del pais, el unico caballero que se atrevia a
hacer frente al populacho ofreciendola su apoyo.
Cuando la mestiza se marcho, aun se mantuvo Elena junto a la ventana
viendo a los transeuntes, cada vez mas numerosos, segun avanzaba el
ocaso. Se aparto de los vidrios al pasar algunos grupos de
trabajadores a caballo u ocupando carruajes alquilados en Fuerte
Sarmie
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