en de el. Uno de los mas viejos le contesto insolentemente:
--Tu no esperaras heredar al italiano... ?por que tienes, entonces,
mas interes que el en obligarnos a trabajar? Hace muchos dias que no
viene por aqui.
Otro jornalero mas joven anadio, con una risa bestial:
--Anda como un perro detras de esa gringa hermosota que huele tan bien
y a la que llaman "la marquesa". Yo tambien, si pudiera...
Y anadio algunas palabrotas que hicieron reir a muchos con expresion
salvaje de deseo. De pronto, un muchacho, un aprendiz, que estaba
sobre una pequena altura vigilando los alrededores, lanzo el grito de
alarma:
--iUn ingeniero!
Inmediatamente todos dieron un salto, buscando sus herramientas, y
empezaron a simular un trabajo ardoroso, mientras el espanol iba
avanzando entre los grupos al paso lento de su caballo.
Miraban de reojo a Robledo, y segun este se iba alejando, dejaban caer
sus herramientas, sentandose otra vez. Volvio repetidas veces su
cabeza el ingeniero, y se dijo, como el dia anterior, que un poder
oculto habia trastornado la vida de la colonia. Gualicho andaba
realmente por todas partes, y hasta hacia sentir su influencia fuera
del pueblo, desorganizando el trabajo de los hombres.
Dejo a sus espaldas los numerosos peones de Pirovani, llegando al
lugar donde sus propios obreros abrian los canales.
Estos trabajadores no permanecian en perezoso descanso. Torrebianca
los dirigia y vigilaba, dandoles ejemplo con su actividad. Al ver a
Robledo lo llevo aparte, como si tuviera que comunicarle una mala
noticia.
--El perverso ejemplo de los obreros del dique empieza a perturbar a
los demas. Nuestra gente quiere menos horas de trabajo, como los
otros... No comprendo en que piensa ese pobre Pirovani. Tiene
completamente abandonadas sus obras.
Le miro fijamente Robledo, guardando silencio, mientras Torrebianca
continuaba dandole noticias.
--Anoche me dijo Moreno que Pirovani y Canterac empiezan a hacerse la
guerra. El uno se resiste a aprobar como ingeniero los trabajos que
hace el otro como contratista. Desea perjudicarle, retardando de este
modo los pagos del gobierno... Pirovani dice que suspendera las obras
y se ira a Buenos Aires, donde tiene muchos amigos, a quejarse del
ingeniero.
Estas palabras hicieron salir al espanol de su indiferencia
silenciosa.
--Y mientras discuten--dijo con ira--llegara el invierno, crecera el
rio antes de que el dique este terminado, las aguas destruiran y
ar
|