su falta de condiciones, habiendo
venido a parar a una tierra casi salvaje.
Miro intensamente a Ricardo, que bajaba los ojos, no sabiendo que
decir, y anadio con expresion pensativa:
--Crea usted que un hombre joven y energico hubiera ido muy lejos
teniendo a su lado una mujer como yo.
Sorprendido Watson por estas palabras, levanto su mirada, pero volvio
a fijarla en sus pies, cual si temiera seguir viendo los ojos de ella.
Sonrio Elena levemente de su temor, al mismo tiempo que susurraba con
una vocecita melancolica:
--La vida es asi; se fijan en nosotras los hombres que no deseamos, y
en cambio aquellos que nos interesan huyen casi siempre.
Al oir esto volvio el joven a levantar su cabeza, mirandola sin miedo
alguno, con una expresion interrogante... ?Que es lo que intentaba
decir aquella mujer?
El no conocia la vida directamente; ademas, como hombre de accion,
amaba poco la lectura, y le habia sido imposible adivinar la
existencia a traves de los libros; pero guardaba en el fondo de su
memoria ciertos recuerdos de novelas simplistas e ingenuas, abundantes
en aventuras, leidas para combatir el aburrimiento durante los viajes
en ferrocarril o las travesias maritimas. Tambien llevaba vistas un
centenar de historias cinematograficas, y lo mismo en las paginas de
los libros que sobre las pantallas de los cinemas habia conocido el
tipo de la "mujer fatal", la mujer hermosa de cuerpo y enrevesada y
maligna de espiritu, que tienta a los hombres, consiguiendo hacerlos
salir del camino del honor, y acaba perturbando la felicidad tranquila
y dulcemente monotona que debe proporcionarse todo joven, casandose y
formando una familia. ?Si seria esta marquesa su mujer fatal? Robledo
no mostraba mucha simpatia por ella...
Pero a continuacion penso en todas las protagonistas calumniadas y
perseguidas que habia encontrado igualmente en los libros y las
aventuras cinematograficas, siendo tan enormes sus tormentos, que el,
a pesar de su fortaleza viril, sentia humedecerse sus ojos. En el
mundo abundaban tal vez las victimas de dicha especie. Unicamente de
este modo podia el explicarse la frecuencia con que aparecen en las
novelas.
Siguio mirando a la Torrebianca para darse cuenta de si era una mujer
fatal o una mujer perseguida injustamente; pero ella habia bajado los
ojos, diciendo con triste modestia:
--He sufrido mucho al ver que usted huia de mi. Rodeada de hombres
egoistas y de un grosero materialismo, necesito u
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