al, muchas
cosas oidas a su compatriota Robledo.
Los indios habian dado a este rio su nombre de Negro por los
sufrimientos que les costaba remontarlo, a causa de su rapida
corriente. Los descubridores espanoles lo titularon rio de los Sauces,
por la gran cantidad de arboles de esta especie que cubria sus
orillas. Habian disminuido mucho ahora, pero aun representaban el
mayor obstaculo para su navegacion, pues los troncos y raigones
impulsados por la corriente batian como arietes a los barcos,
quebrantandolos. Durante dos siglos habia permanecido inexplorado,
creyendo los descubridores espanoles--a causa de los informes de los
indigenas--en la posibilidad de navegar por el hasta Chile, lo que
haria del rio de los Sauces un canal entre el Atlantico y el Pacifico
menos lejano que el estrecho de Magallanes.
Un misionero ingles intentaba su exploracion para que su patria se
apoderase de este paso, lo que la permitiria atacar comodamente las
colonias de Espana situadas al borde del Pacifico.
--Entonces fue cuando los espanoles, que habian tenido tantas cosas en
que ocuparse, por ser duenos de la mayor parte de America, creyeron
necesario explorar el rio.
Era un alferez de la Armada, llamado Villarino, el que acometia esta
empresa dificil y de escasa resonancia en el ultimo tercio del siglo
XVIII, cuando ya casi toda la tierra de America estaba descubierta y
colonizada.
--Don Manuel--siguio diciendo el dueno del boliche--llama a Villarino
el ultimo representante del heroismo descubridor de los espanoles.
Con cuatro barcas pesadisimas e inadecuadas para tal viaje, habia
salido de Carmen de Patagones, en la costa atlantica, llevando por
tripulacion unos sesenta hombres. Este punado de marineros se
internaban en un pais totalmente inexplorado, en el que vivian los
indios mas irreductibles y feroces. De las margenes del rio Negro
partian las invasiones indigenas contra las tierras civilizadas del
virreinato de la Plata: los _malones_ de jinetes cobrizos ansiosos de
robar ganados a los estancieros de Buenos Aires. Los cuatro barcos de
uno o dos palos iban a navegar centenares de leguas entre orillas
donde les esperaban en acecho los Aucas, tenidos por los indios mas
sanguinarios e indomables.
--Solo los que conocemos la corriente de este rio podemos comprender
lo que represento aquella expedicion, curso arriba y con buques de
vela. Llevaban quince caballos para sirgar los barcos por la orilla en
los pasos dificiles
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