eles, haciendo signos afirmativos.
--Creo--siguio diciendo el ingeniero--que no se me adelantara en este
obsequio el tal Pirovani, que cada vez resulta mas insufrible.
Al marcharse Canterac hacia las obras del dique, Moreno empezo a
examinar los papeles. Sus ojos se dilataron de asombro, tomando casi
la misma forma circular de las gafas con montura de concha que los
cubrian.
Era una larguisima lista, no solo de perfumes y jabones, sino de toda
clase de objetos de tocador. El capitan habia entrado por las paginas
de los catalogos como en tierra recien descubierta, haciendo suyo lo
que encontraba al paso.
--Hay aqui por valor de mas de mil pesos--se dijo el oficinista--, y
el ingeniero solo cobra seiscientos al mes.
Su austeridad de hombre de numeros, metodico y prudente, le hizo
indignarse contra esta falta de equilibrio entre los ingresos y los
gastos. Pero acabo por sonreir, encontrando natural el despilfarro.
iLa marquesa era tan interesante!... Ademas, una senora de su alcurnia
no podia llevar la misma vida de privaciones de las mujeres del vulgo.
Paso Moreno el resto de la tarde inquieto y pensativo. Varias veces
intento reanudar la lectura de la novela que traia entre manos, pero
el volumen acababa siempre por caer sobre su mesa, cubierta de papeles
administrativos. Al fin busco entre estos papeles un pliego de carta,
y frunciendo el ceno con la expresion recelosa de un nino que teme ser
cogido en plena mentira, empezo a escribir:
"Mi morocha linda: Enviame lo antes posible, en un paquete, el traje
de fraque que me hice cuando nos casamos. La vida ha cambiado aqui
completamente. Grandes personajes nos visitan con frecuencia, hay
muchas fiestas, y yo deseo presentarme con un aspecto bien como el que
mas. Esto puede ayudarme en mi carrera y..."
Se detuvo Moreno para rascarse la cabeza con el mango de la pluma.
Luego siguio escribiendo, con el mismo gesto infantil de inquietud y
remordimiento, hasta llenar las cuatro paginas de la carta.
Todas las noches, en la tertulia de la marquesa, mostraba ahora
Pirovani el gesto preocupado del que desea proponer algo y cuando va a
hablar se siente enmudecido por la emocion.
Despues de una semana de dudas se decidio a formular su deseo,
precisamente la noche en que el oficinista esperaba conseguir el mayor
exito de su vida.
Elena llevaba uno de sus trajes descotados, a los que agregaba o
quitaba adornos para que diesen diariamente una impresion de novedad.
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