mparado con los otros."
Necesito exteriorizar su pensamiento, y dijo a Sebastiana:
--Sera verdad que no le gustan los demas; pero don Ricardo es mas
joven que todos ellos; y estas mujeres que han corrido el mundo y
empiezan a ponerse viejas, iresultan a veces tan... caprichosas!
* * * * *
#IX#
El famoso Manos Duras vivia al borde de la altiplanicie, del lado de
la Pampa, viendo enfrente el limite de la Patagonia, y a sus pies la
amplia y tortuosa cortadura del rio y un extremo de la estancia de
Rojas.
Su casa, hecha de adobes, tenia alrededor otras construcciones aun mas
miseras y unos corrales de viejos maderos hincados en el suelo, que
solo de tarde en tarde guardaban algun animal.
Todos en el pais conocian la situacion del llamado "rancho de Manos
Duras"; pero pocos iban a el, por ser lugar de mala fama. Algunas
veces, los que pasaban con cierta inquietud por sus inmediaciones solo
conseguian tranquilizarse al notar su soledad. No ladraban ni salian
al camino los perros de hirsuto pelaje, ojos sangrientos y agudos
colmillos acompanantes del gaucho. Tampoco se veian sus caballos
pastando la hierba rala de los alrededores.
Manos Duras se habia ido. Tal vez merodeaba por las orillas del rio
Colorado, donde era mas abundante la ganaderia que en el rio Negro;
tal vez vagaba por las estribaciones de los Andes, para visitar a sus
amigos del valle del Bolson--poblado en gran parte por aventureros
chilenos--, o a los que habitaban las riberas de los lagos andinos.
Estas excursiones a la Cordillera eran, segun afirmaban muchos, para
vender en Chile animales robados en la Argentina.
En otras ocasiones, el rancho de Manos Duras aparecia
extraordinariamente poblado. Gauchos errantes se instalaban en las
chozas de adobes durante unas semanas, sin que nadie supiese con
certeza cual era su procedencia ni adonde irian al marcharse de alli.
El comisario de la Presa empezaba a sentirse inquieto por estas
visitas y a vivir mal, temiendo todas las mananas la denuncia de algun
robo... Pero transcurrian los dias sin que se alterase la paz del
pueblo y sus alrededores. En el rancho de Manos Duras se mataban y
desollaban reses, vendiendo carne el gaucho a toda la comarca. Y como
no llegaba ninguna queja, don Roque se abstenia de averiguar la lejana
procedencia de aquellos animales.
Luego huian de pronto los companeros de Manos Duras, y este continuaba
su vida solitaria, o desapar
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