Dragon_ a
los ingleses, que, con cualquier pretexto, nos ahorcarian, era un
disparate. Sabiamos como las gastaban los ingleses. Cuando cogian algun
negrero, solian ahorcar al capitan y vendian los negros por su cuenta;
si el barco era sospechoso de pirateria, se quedaban con la presa. Asi
trabajaban por la humanidad y por el bolsillo.
A nosotros podian acusarnos de negreros y de piratas. La muerte del
capitan y del medico, mal explicadas, podian comprometernos. Todo esto
hacia que fuera un disparate el entregarnos.
Sin embargo, y a pesar de que todos protestabamos interiormente, se hizo
la maniobra, y _El Dragon_ quedo inmovil. El barco de guerra lanzo una
de las chalupas, para que viniera a visitarnos a bordo. La niebla se iba
echando por encima del mar y aumentando por momentos. Nuestra
tripulacion estaba anhelante. ?Que se proponia el capitan? De pronto
sono el pito del contramaestre: habia que cambiar la maniobra; doce
hombres treparon con impetu por los palos para largar todas las velas y
arrastraderas; las lonas, cuadradas y triangulares, se extendieron para
coger el mayor viento, los anillos chirriaban, las vergas eran estiradas
con fuerza; foques, petifoques, toda vela utilizable iba a ser
aprovechada. Las velas dieron un parchazo furioso en los palos, y alguna
se rasgo; _El Dragon,_ como asombrado, dio un bote terrible, se inclino
hasta hundir la proa en el agua, se tendio al viento y se lanzo a la
carrera.
--iHurra! iHurra!--gritamos todos, entusiasmados.
--iCallaos!--dijo el capitan.
El barco de guerra se dio cuenta de la estratagema y comenzo a
dispararnos canonazos; pero solo nos hicieron sus granadas algun agujero
en las velas. Tristan, el de la cicatriz, propuso que contestaramos con
el fuego de uno de nuestros canones; pero el capitan le ordeno
enmudecer.
A la manana siguiente sacamos velas del panol y substituimos las que
llevabamos rotas. La suerte hizo que amainara el viento; navegabamos con
una gran lentitud; ibamos desviados del derrotero general de los buques,
intencionadamente.
De pronto, al caer de la tarde, vimos que aparecia el crucero ingles.
--Lo que yo me temia--murmuro el capitan--. Estas cosas tienen segunda
parte.
El navio se encontraba en aquel momento en mejor situacion que nosotros,
y pudo acercarse con relativa rapidez. Nosotros largamos todas las velas
y tiramos los canones al mar, para aligerarnos de carga. Al ponerse a
tiro nuestro perseguidor, izo la bandera
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