ni Mary se habian enterado de lo sucedido. Iba a marcharme a
casa, cuando los pescadores porfiaron en que les acompanara, y tuve que
prometerles que por la noche iria al Guezurrechape del muelle a comentar
los acontecimientos del dia.
VI
UNA CANCION PESADA
Cuando, por la tarde, le conte a Mary lo que habia pasado, vi a mi novia
palidecer y llorar. La conducta de Machin la dejo asombrada, y la muerte
de Agapito la impresiono por el pesar que produciria a Genoveva.
Mary y yo fuimos los encargados de comunicar a la muchacha la triste
noticia. Vino con nosotros una hermana de Agapito, que estaba sirviendo
en Luzaro. Al llegar al faro, Genoveva salio a abrirnos, y al vernos a
los tres comprendio rapidamente lo que pasaba y se alejo llorando.
Yo me separe de las tres muchachas y fui a ver al gran Urbistondo, que
me explico sus ideas acerca del sentimentalismo de las mujeres con una
seriedad un tanto comica.
Volvimos a Luzaro, dejando a la hija del torrero anegada en un mar de
lagrimas.
Por la noche fui al Guezurrechape, como habia prometido. Alla estaban
Larragoyen y sus amigos, que me recibieron entre aplausos y gritos. Ya
nadie se acordaba de los sepultados por la manana en el mar. Asi es la
vida. Ellos vivian, despues de haber estado cerca de la muerte, y
celebraban su fortuna. Andaban todos un poco intoxicados por el alcohol
y se contaban uno a otro las mismas cosas que juntos habian visto. En
general ninguno queria creer en la buena intencion de Juan Machin al
socorrernos.
--?Pero que otro objeto podia tener?--pregunte yo.
--iQuien sabe, Shanti, quien sabe!--me dijeron.
Alguno llego a manifestar la sospecha de si Machin no habria salido con
su barco con la idea de hacernos naufragar. No era posible convencerles
de otra cosa y los deje. A un marinero, y a un marinero vascongado, no
se le convence nunca de nada.
Yo pensaba que Machin era, sin duda, un hombre violento, capaz de cosas
buenas y de cosas malas, dispuesto lo mismo a salvar a una persona
exponiendo su vida que a asesinarla; pero ni al mismo Larragoyen, que
era una persona sensata, le pude convencer de esto.
Se olvidaron los detalles tristes de la jornada, para entregarse a la
alegria y al vino. Yo me sente entre los patrones y tomamos cafe y ron.
[Ilustracion]
Shempelar, el del astillero, saco a relucir una cancion que se repitio
hasta el mareo. La gracia de la cancion consistia principalmente en que
se referia a un capita
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