empieza asi:
"Estrella del crepusculo, que resplandeces soberbia en Oriente, que
asomas tu radiante faz por entre las nubes y te paseas majestuosa sobre
la colina..., ?que miras a traves del follaje?"
Yo le solia escuchar con las lagrimas en los ojos. Aquellos cantos de
Ossian me parecian admirables. Hoy mi mujer tiene demasiadas cosas en
que ocuparse para corretear por el campo. Nuestro clan va aumentando y
ella es la administradora. Yo le digo que es el buen tirano, la
dictadora inteligente, la representacion del gobierno ideal para los
perezosos.
Yo soy el vagabundo de la familia.
Cuando cambia el tiempo experimento la nostalgia de sentir la paz
profunda del mar, de su abandono y soledad. Entonces voy a pasearme por
la playa de las Animas, y contemplo, como si fuera por primera vez en mi
vida, las tres rayas de espuma de las olas que rompen en la arena.
En la primavera me produce una gran alegria; en el otono, una gran
tristeza; pero una tristeza tan extrana, que me parece que seria muy
desgraciado si no la sintiera alguna vez.
En esos dias de noviembre, cuando vuelve la humedad y el dominio del
gris; cuando vuelven las lineas vagas y borrosas y vuelve el silbar
agudo del viento; cuando el arroyo _Sorguin erreca_ semeja un torrente,
entonces me gusta pasear por la playa y saturarme de la enorme
melancolia del mar y empaparme en su gran tristeza.
Luego, cuando ya estoy saturado de espumas, de olas, de gemidos del
viento, subo por la Cuesta de los Perros hasta lo alto de las dunas, y
avanzo por entre los maizales. Alla esta la aldea tranquila donde vivo,
alla estan los mios. Voy acercandome a mi casa; la familia, en estos
dias de invierno reunida en la cocina, delante del fuego del hogar, me
espera.
Alli cuento yo mis aventuras, y las adorno con detalles sacados de mi
imaginacion; pero las he contado tantas veces, que mi mujer me reprocha
un poco burlonamente que las repito demasiado.
A veces me preocupa la idea de si alguno de mis hijos tendra inclinacion
por ser marino o aventurero.
Pero no, no la tienen, y yo me alegro..., y, sin embargo.... Ya en
Luzaro nadie quiere ser marino; los muchachos de familias acomodadas se
hacen ingenieros o medicos. Los vascos se retiran del mar.
iOh, gallardas arboladuras! iVelas blancas, muy blancas! iFragatas
airosas, con su proa levantada y su mascaron en el tajamar! iRedondas
urcas, veleros bergantines! iQue pena me da el pensar que vais a
desaparecer, que
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