xclamo:
--iMaldicion! La luna llena. Nos van a descubrir.
Efectivamente, la luna salio, iluminando la playa con una fuerza tal que
se veian todos los monticulos y piedras.
Yo, en aquel momento, me acorde de que el patron de la goleta alquilada
en Canarias se habia comprometido a acercarse a la desembocadura del rio
todos los meses en el plenilunio. Todavia estabamos en el quinto mes. Si
habia cumplido su palabra y la goleta estaba alla, podiamos darnos por
salvados. Smiles y yo, saltando por encima de aquella arena movediza,
llegamos a la desembocadura del rio.
Alla estaba la goleta; sin duda se disponia a partir.
--iSocorro! iSocorro!--gritamos Smiles y yo desesperadamente, uniendo
nuestras voces.
Al principio no nos debieron oir; despues vimos a la luz de la luna que
el barco se acercaba a nosotros con las velas desplegadas.
La gente de Ryp debio darse cuenta de nuestros gritos y comenzo a
dispararnos. Smiles y yo nos echamos al agua y, nadando, llegamos a
coger la goleta.
Cuando yo me encontre sobre cubierta, prometi no volver a aquel maldito
paraje. Llegamos a las Canarias, y de las Canarias a Liverpool. Yo
pensaba que con la relacion de nuestras fatigas y con la muerte de
Allen, la familia de mi novia se habria curado del deseo de encontrar
tesoros, pero fue todo lo contrario.
--Tienes que ir--me decia mi futura suegra--a ver a ese espanol, a que
te diga donde esta el tesoro de Zaldumbide. Y a eso venimos. Usted
ponganos sus condiciones.
--Yo, ninguna. Soy rico, no tengo necesidad de nada. Les dare la
indicacion. Solo deseo que tengan ustedes mejor suerte.
--Sin embargo....
--Nada, nada.
Les di la indicacion, traducida del devocionario de Allen, y se fueron,
despues de darme las gracias efusivamente.
* * * * *
Un ano despues recibi una carta del joven Small y un paquete pequeno:
"El tesoro nos ha dado mala suerte--decia--. Fuimos al Nun con una tropa
de quince hombres armados. Al ver que descubriamos las cajas enterradas
y nos las llevabamos, Ryp y los suyos nos atacaron a la desesperada. En
la refriega, Smiles y Ryp murieron; van Stein quedo malherido y dos de
nuestros hombres cayeron prisioneros. Yo cogi una fiebre y no me he
curado todavia de ella."
En el paquete venian dos grandes perlas que Small me enviaba. Me
repugnaba quedarme con ellas; no quise ensenarlas a mi mujer, y,
subiendo al Izarra, las eche al mar.
--Serviran--pense--para que
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