Yo intentaba apaciguarlos, pero no era facil siempre, dada la terquedad
del irlandes y la irritabilidad de mi paisano.
Luchamos con vientos fuertes durante tres dias. El barco cabeceaba de
proa; iba como rompiendo el agua, dando en ella como un machete, lo que
era muy molesto. La noche del viernes navegabamos por el canal de San
Jorge, que yo conocia bastante bien.
Durante toda la noche y todo el dia danzamos por encima de las olas,
envueltos en la niebla, sin poder ponernos en rumbo. El viento se modero
por la manana a la salida del sol, y cuando el cielo comenzo a limpiarse
y a desvanecerse la bruma, nos encontramos a la vista de la costa de
Irlanda, costa formada alli por acantilados de roca viva. El mar,
agitado, se fue calmando hasta quedar inmovil, y el viento ceso por
completo.
Nos faltaba el agua, y se decidio que nos acercaramos a la costa.
Teniamos el recelo de que si entrabamos en cualquier puerto pudieran
conocer el barco, y por primera providencia nos prendiesen; asi, que
decidimos aterrar en un arenal. Allen iria a la aldea proxima con los
cuatro o cinco chelines que nos quedaban para ver si podia agenciarse
viveres; yo marcharia por agua, y Ugarte se quedaria pescando.
No encontre por los alrededores ni arroyo ni fuente. Un hombre del campo
me indico que por alli no habia agua.
[Ilustracion]
Volvi al barco y espere a que llegara Allen. Este traia viveres, que
devoramos, y una botella de cerveza. Despues de comer dijo:
--Ahora les tengo que contar lo que me ha pasado y la proposicion que me
han hecho. He ido al pueblo, he entrado en la tienda a comprar la
comida; me han preguntado quien era, de donde venia. Les he contado la
historia de un naufragio, y me ha dicho el tendero:
--Si quiere usted trabajar, ahi en el pueblo de al lado hay una finca
donde necesitan gente.
He tomado la carretera y he ido a la finca; se me ha presentado un joven
moreno, y, al ver que me aceptaba sin inconveniente, le dije que venian
dos companeros conmigo.
De pronto el joven moreno me dijo:
--Vosotros sois corsarios.
--No, no.
--Aunque os hayais escapado de algun ponton, no me importa. Si trabajais
bien os pagare como a los demas. ?Los otros companeros son tambien
irlandeses?
--No, son espanoles.
--Me es igual. Con tal de que no sean ingleses, los acepto.
--Me despedi de el--continuo diciendo Allen--y vine corriendo aqui.
Discutimos si aceptar o no la proposicion y convinimos en que era lo
|