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hacer como que trabajaba en el jardin, se tendia en la cama, y alli
estaba maldiciendo de su suerte.
Yo comenzaba a sentir una amistad fraternal por Ana Sandow. La pobre
muchacha, tan alegre y tan viva naturalmente, era una victima.
El viejo capitan no queria que su hija se casara ni que tuviera
amistades con nadie. Por este motivo se habia encerrado en aquel
castillo, amenazando con la expulsion a los criados si dejaban entrar
personas extranas a la casa. A pesar de este deseo de incomunicacion, el
viejo egoista se aburria y queria que fuera gente, pero solo a
distraerle a el.
Ugarte vio que la senorita de la casa me manifestaba simpatia, y,
llevado por uno de sus movimientos de rabia y de envidia, escribio al
capitan Sandow, diciendole que yo iba entablando amistades con su hija,
que los tres eramos piratas, que veniamos escapados de los pontones.
El capitan Sandow me llamo y le conte lo que nos habia pasado, sin
ocultarle nada. Como comprendi su disgusto, por su aspecto de malhumor,
le dije: --No tenga usted cuidado, hoy mismo nos iremos. --Lo
celebrare--me contesto--, no por usted, sino por no ver al denunciador.
Despues de haberle prometido que nos iriamos en seguida, no comprendia
bien su malhumor; pero, por lo que dijo Allen al dia siguiente, me lo
explique. Le habia interrogado a el sobre lo que yo le conte, y, al
cerciorarse de que era verdad, se sintio humillado, porque sus aventuras
eran completamente vulgares en comparacion de las nuestras.
VII
EL ODIO ESTALLA
Avise a Allen y a Ugarte que nos teniamos que marchar. --?Y por
que?--pregunto Ugarte, echandoselas de sorprendido. --Por nada. Por
algun bien intencionado que le ha dicho a Sandow que clase de gente
somos nosotros y de donde venimos. --?Y quien sera?--me pregunto el.
--Eso lo sabes tu mejor que nadie--le conteste yo, en castellano. Allen
nos oia, suponiendo la mala accion de Ugarte. --No se que quieres decir
con eso--murmuro Ugarte; y, viendo que yo no replicaba, anadio
cinicamente--: La verdad es que la cartita te ha reventado. --iHombre!
iClaro! --?Y que te ha dicho el capitan? --Me ha dicho que le dan asco
los denunciadores, y que por eso solo nos debemos ir.
Ugarte palidecio. Y Allen, que habia comprendido todo, exclamo: --iAh!
?Es el el que nos ha denunciado? --Tu no te metas en lo que no te
importa, ianimal!
El irlandes prorrumpio en insultos, y yo impedi que se lanzara sobre
ligarte.
La ultima noche que pasam
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