cho.
--Tus padres estan en un caserio de la familia Aguirre, ?verdad?
--Si, senor.
--?Les tienes carino a los de tu casa?
--Si, senor.
--?A la senora y a las senoritas?
-Si, senor.
--?Y al senorito Juan?
--Tambien.
Y la muchacha se ruborizo. Yo continue con mis preguntas.
--?No quieres marcharte de Aguirreche?
--No, senor.
--?No tienes confianza en mi?
La muchacha me miro extranada, preguntandose, sin duda, por que le
dirigia estas cuestiones. Yo segui el interrogatorio.
--Digo si tienes confianza en mi. Si crees que soy un hombre malo.
--iUn hombre malo! No; no, senor.
--?Entonces, tienes confianza en mi? ?No crees que yo te quiera hacer
dano?
--No; no, senor; yo no he dicho eso.
--Ya se que no lo has dicho; te lo advierto, para que sepas que soy tu
amigo, que te quiero bien. ?Comprendes?
--Si, senor.
Entonces ya le dije claramente lo que tenia que decirle.
--Tu has tenido amores con el senorito Juan, ?verdad?
--No; no, senor.
--iPara que negarme la verdad! iTu has tenido amores con el, y lo que te
pasa es la consecuencia natural ... ?Comprendes?
La Shele callo y bajo la cabeza.
--?Te prometio casarse contigo? ?Te engano?
--No, no me engano; no me prometio nada.
--?Sabe en que estado te encuentras?
--No, no lo sabe.
--?Y por que no se lo dijiste antes de que se marchara?
--Me daba vergueenza.
La muchacha oculto la cara entre las manos y comenzo a llorar en
silencio.
--iAy, ene!--decia, de cuando en cuando, sofocando un suspiro.
Yo la contemplaba emocionado.
--Bueno, calmate--la dije--. Aqui el unico que sabe tu estado soy yo.
?Que piensas hacer? Vale mas que te resuelvas pronto, antes de que noten
tu estado. ?Comprendes?
--Si, senor.
--?Que te parece que hagamos? ?Le escribimos a Juan?
--Bueno.
--?Sabes sus senas?
--Si; va de Cadiz a Filipinas en un barco.
--?No sabes mas?
--No.
--Debias enterarte del nombre del barco.
--Bueno. Ya me enterare.
--Y mientras llega la carta y la recibe, si es que la recibe, ?que
piensas hacer? ?Ir al caserio?
--No, al caserio, no. Mi padre y mis hermanos me pegaran.
--Entonces, ?quieres que yo se lo diga a la senora para ver que decide?
--No, no. iAy, ene!
--Pues, ?que vas a hacer? ?Adonde vas a ir?
-No se.
La Shele miraba el suelo y suspiraba. Las lagrimas corrian por sus
mejillas.
Yo, algo impaciente, me levante y la dije:
--Nada, tu decidiras. Yo ya te he indi
|