a presidios del interior y a los pontones proximos a Portsmouth y
Chathan. A nosotros nos destinaron a un ponton del norte.
Embarcamos en un _cutter_ que se llamaba _Flyng Fish_ (el Pez Volador).
Ugarte, Nissen, el timonel, Old Sam, el contramaestre, el irlandes
Allen, que quiso venir conmigo por amistad, y otros prisioneros
franceses. Al salir de Plymouth, Old Sam se tiro al agua. No se le vio
durante algun tiempo. Los soldados dispararon a todos los sitios que les
indicaron. No quise ver aquella horrible caza. Al dia siguiente, al
anochecer, se detuvo el _Flying Fish_ y una barca vino a acercarsele.
Bajamos, con las esposas en las munecas, y nos sentamos en la barca.
Venia custodiandonos un oficial con varios soldados.
Perdimos de vista el _Pez Volador_, y fuimos avanzando hacia tierra. No
se veia mas que la entrada de un rio entre la niebla espesisima. En
medio de la bruma de un cielo polar se destacaban promontorios
avanzados, grises, sin vegetacion, y hacia tierra pantanos negros, por
encima de cuyas aguas inmoviles volaban nubes de pajaros.
Todavia seguia el crepusculo cuando nos acercamos al ponton. El barco,
desmantelado y sin palos, se destacaba como una mancha, obscura entre el
cielo gris y el mar del mismo color. De cerca, el viejo navio parecia un
arca de Noe, sujeta por amarras y cadenas; era altisimo, de tres pisos,
como un tejado; por sus chimeneas salian columnas negras de humo. En el
mascaron de proa se destacaba una figura de Neptuno.
[Ilustracion]
Por todas partes, alrededor, dominaba igual color neutro, triste; las
aguas amarillentas se confundian en la penumbra con el cielo.
Nunca he sentido mayor melancolia.
Pasamos por delante del coronamiento de popa, que tenia tres pisos
fuera del agua, con galerias y ventanas recargadas de adornos barrocos.
La parte mas alta del coronamiento de popa estaria lo menos a treinta
pies sobre el agua, y de ella colgaba un gran farol, que brillaba en el
ambiente gris del anochecer.
El ponton era un viejo navio de la epoca de Trafalgar. Se llamaba el
_Neptuno._
Al llegar a la cubierta estuvimos esperando durante una hora larga y
fria. Me mandaron quitarme la ropa. Obedeci y me dieron unos pantalones
raidos, un chaleco viejo y una chaqueta con un numero grande en la
espalda. Tenia el proposito decidido de no protestar de nada, y eso me
sirvio, porque algunos de nuestros companeros, entre ellos Ugarte,
ademas del despojo, tuvieron que sufrir el e
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