ro con una
cesta y de una mujer con un saco.
No tenia mucha confianza en Samson, porque era hombre muy marrullero, y
no quise preguntarle mas.
Hable del caso a Garmendia, el farmaceutico, y este me dijo:
--Lleve usted la caja a la botica, y veremos lo que tiene dentro.
Por la noche la cogi y la lleve.
--Indudablemente, aqui, si hay algo peligroso, debe estar en abrir la
caja con la llave. Vamos a atacarla por otro lado.
Garmendia mando un recado a Zapiain, el relojero, pidiendole un
taladrador de metales, y cuando volvio el mancebo de la botica con el,
nos pusimos los dos a horadar la caja por uno de los lados. La caja era
fuerte y nos costo mucho tiempo el conseguir hacer un agujero. Hecho
este, metimos una aguja y miramos a ver si salia algo del orificio. Al
poco tiempo salio un polvo negro.
--?Que sera esto?--pregunte yo. Parece polvora.
--Lo es--contesto Garmendia--. El que le ha mandado a usted esto no es
un amigo. Probablemente si llega usted a intentar abrir la caja, lo
hubiera usted pasado muy mal.
Hicimos otro boquete en el metal y sumergimos la caja en agua para que
la polvora se humedeciese, y a los dos dias, cuando ya se notaba que
toda la polvora estaba mojada, abrimos la caja. Habia dentro un
mecanismo ingenioso, formado por varios tubos de pistola en forma de
abanico, que disparaban al meter la llave en la cerradura y abrir la
tapa. Segun me dijo Garmendia, unos anos antes habian enviado una caja
igual al general Eguia, y al abrirla se le destrozaron las manos.
Tampoco quise dar parte a la autoridad de esta tentativa de asesinato de
Machin; lo que si hice fue contar lo ocurrido a la Cashilda y advertirle
que si venia algo de fuera para Mary, no se lo diese. Ella, horrorizada,
me dijo que no tuviese cuidado; si algo llegaba, ella lo detendria y me
lo enviaria.
Una semana despues, la Cashilda me entrego un periodico de Bilbao que se
habia recibido para Mary. Me parecio la prevision un tanto exagerada;
pero al leerlo, crei que me habia salvado de un peligro tan grande como
el de la caja explosiva.
El periodico traia al principio una narracion que se llamaba: "El duelo
de Shanti Andia", y contaba mis amores con Dolorcitas en Cadiz y mi
desafio con el marido, todo arreglado de tal manera, dicho con tal
perfidia, que yo aparecia como un miserable completo.
El articulo me produjo una colera profunda y determine insultar y
abofetear a Machin la primera vez que lo encontrara.
Ya hac
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