ue yo pedia, y, efectivamente, me enviaron
una relacion de como se habia apresado la ballenera de este brick-barca
sospechoso de pirateria, a la altura de las Canarias, y una lista de la
tripulacion, en la cual se encontraban los nombres de Juan de Aguirre y
Tristan de Ugarte.
Que habia una relacion estrecha entre estas dos personas era indudable.
?Pero cual? No podia comprenderlo.
LIBRO QUINTO
JUAN MACHIN, EL MINERO
I
MALA NOTICIA
Todas las preocupaciones que me servian para olvidarme un poco de mis
inquietudes amorosas fueron pronto desechadas al recibir una carta de
Genoveva, la hija de Urbistondo.
Genoveva me decia que Juan Machin, el poderoso minero de Luzaro,
galanteaba a Mary. Ella no le hacia por ahora el menor caso, pero el la
perseguia y la asediaba cada vez con mas ahinco.
El barrio entero de pescadores se hallaba preocupado con tal
persecucion.
Al recibir aquella carta me dispuse a ir a Luzaro; antes pensaba en
esperar a reunir algun dinero para casarme; ya no vacile, decidi casarme
en seguida. Si Mary queria, por supuesto. Pasaria unos dias en Luzaro,
pondriamos la casa en Burdeos y me iria a navegar.
Firme en mi decision, escribi a la Compania, pregunte en el puerto si
algun barco zarpaba hacia la costa de Espana y me meti en un vapor que
iba a Bayona.
Recuerdo que hacia un tiempo de agosto, pesado, horrible. Los ojos se
quemaban contemplando las playas arenosas, las dunas amarillentas, los
estanques rodeados de pinos y la reverberacion del mar.
Venia en el barco un indiano vascongado que embarco en Buenos Aires en
mi barco. En todo el viaje de America a Europa no se atrevio a hablarme.
Debia de ser hombre muy timido. Luego, en el vapor que nos llevaba a
Bayona, se acerco a mi y hablamos. Habia pasado veinticinco anos en las
pampas hasta enriquecerse. No tenia familia y no sabia que hacer ni en
donde fijar su residencia.
Era todavia un hombre en pleno vigor, grueso, fuerte, de facciones
nobles, de pelo gris.
Me dio mucha pena, y al oirle olvide mis preocupaciones. Aquel hombre
era un Hamlet, un Hamlet campesino, uno de los hombres que me han
producido una impresion mas triste y desconsoladora.
Este Hamlet indiano me recordo esa cancion vasca de un epicurismo algo
grotesco, que dice asi:
Munduan ez da guizonic
Nic ana malura dubenic
Enamoratzia lotzatzenau
Ardo eratia moscortzenau
Pipa fumatzia choratzenau
iAy zer consolatucotenau!
|