cubierta.
Inmediatamente Demostenes, el negro, y otro marinero cogieron el cadaver
y lo tiraron al agua.
--iBravo, Chim!--dijo Tommy, y dio unas cuanlas volteretas y un
magnifico salto mortal, seguido de Mary-Zancos, que habia tomado al
grumete por su protector.
Fue haciendose de dia. El capitan nombro a Nissen teniente piloto,
aunque acordo que siguiera de timonel hasta encontrar alguien que lo
sustituyera.
El nuevo capitan y el teniente fueron estudiando las medidas que habia
que tomar. El barco estaba sucio, lleno de basura, de manchas de sangre.
Apenas navegaba; unas masas verdes de vegetacion que alli flotan en el
mar se habian acumulado en la proa y no dejaban avanzar a _El Dragon_.
El capitan mando que desde la ballenera y el bote fueramos cortando
aquel estero por la mitad, y despues de una larga faena lo pudimos
partir en dos pedazos y pasar por en medio.
Al dia siguiente se comenzo a limpiar la cubierta con los lampazos. El
capitan mando retirar todas las botellas y barriles, y prohibio al
cocinero que sacara licores sin su consentimiento.
[Ilustracion]
VII
POR EL PACIFICO
Aunque el plan nuestro era bajar por el Pacifico, hasta llegar al
paralelo 50 a 55 al sur, se decidio ponerse en rumbo hacia las islas de
Taiti y desembarcar en cualquiera de ellas por lo menos a la mitad de
los chinos.
La falta de agua ya no nos preocupaba; los dias siguientes a la
pacificacion del barco estuvo lloviendo en abundancia, y llenamos los
aljibes.
Al despejarse el tiempo nos encontramos a la vista de una de las islas
de Taiti. Nos fuimos acercando, y pasamos por delante de bahias
estrechas, de una vegetacion lujuriante, hasta detenernos en una de
estas.
El capitan bajo a la bodega y hablo a los chinos. Les dijo que eran
demasiados, que podia ocurrir de nuevo el percance de la falta de agua,
que estaban delante de una isla feracisima y que seria conveniente que
la mitad por lo menos desembarcaran. Ellos podian elegir quienes debian
quedarse y quienes seguir hasta America. Los chinos contestaron que
donde iban unos irian los demas, y decidieron desembarcar.
Salian de la bodega en grupos de treinta, con su hatillo, entraban en la
ballenera y los llevabamos hasta un arenal de la playa, y cuando habia
una braza de fondo o algo menos, echabamos toda la chineria al agua.
Ellos chillaban como gaviotas al ver el mar alborotado; se les recomendo
que formaran la cadena, y asi fueron llegando a tier
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