e Pasajes;
Burni, de Ondarroa; Arraitz, de Fuenterrabia, y yo. Nuestro trabajo
consistia en limpiar desde la escotilla grande hasta la popa, arreglar
los cuartos, brunir los canones y vigilar la despensa. Ademas, teniamos
el cargo de cortar el tocino para el rancho del dia, sacar el carbon
para el cocinero, las provisiones de la despensa, el pan, el aceite para
guisar y para las lamparas y el agua.
Los cinco vascos nos conociamos unos a otros como si fueramos hermanos.
Cada cual tenia su vicio; Burni era gloton y brutal; Albizu no pensaba
mas que en la elegancia y en las mujeres; y cuando llegaba a un puerto
se gastaba el dinero con ellas. Era el unico que tenia la moral de un
negrero o de un pirata. Le gustaba divertirse. Los demas eramos unos
farsantes. Arraitz era jugador. Siempre estaba haciendo proyectos
mientras miraba vagamente el humo de su pipa. Arraitz se jugaba las
pestanas, y cuando no podia jugar, apostaba. Tenia muy mala suerte y era
muy supersticioso. Llevaba una porcion de escapularios y de medallitas,
y era bastante inocente para creer que estos pedacitos de tela y de
laton le iban a preservar de la desgracia.
A Burni le llamabamos _Tripa triste_, porque siempre se quejaba de no se
que melancolia que le daba en el estomago cuando no comia bastante.
El enamorado Albizu era hombre de mucha fuerza y muy nervioso, flaco,
alto, seco; tenia unos dedos de hierro. El capitan le temia y no le
dejaba andar con nada delicado, porque lo rompia.
Zaldumbide no queria que nos hicieramos amigos de los marineros. Los
cinco vascos eramos bastante odiados por la tripulacion. Nosotros
teniamos un perro de lanas blanco, que alimentabamos, y la marineria
otro. Los dos perros se detestaban. El equipaje se hallaba dividido en
dos bandos: el de los holandeses y el de los portugueses.
De esta gente no se sabe cual es peor, los unos son una canalla rubia y
los otros una canalla morena. El mas inocente de aquellos tenia unas
cuantas muertes, sobre la conciencia. En el rancho del sollado renian a
todas horas unos contra otros. Muchas veces habia algun muerto. Lo
echabamos al mar y seguiamos adelante.
Dirigia a los holandeses Ryp, el cocinero de _El Dragon,_ un hombre que
tenia todo el cuerpo tatuado con la figura de los barcos en donde habia
servido.
Ryp Timmermans, el cocinero, poseia un estomago que era una
especialidad; bebia lo mismo alcohol puro que petroleo, aguarras o
tinta; rompia las monedas con los dientes,
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