opa, me mostraron mi hamaca y un cofre de cinc y me dijeron
que me explicarian mis obligaciones. Me conforme rapidamente.
Como decia antes, el hombre, en la vida y en el mar, no tiene mas que
dos derroteros: el torcido y el derecho. Mientras se marcha por el
camino torcido, es inutil la brujula y el sextante; se va de escollo en
escollo hasta dar el ultimo batacazo.
Alli no habia nadie que me pudiera dar un buen consejo; me parecia que
la vida del negrero era una gran cosa, y marchaba por el camino torcido
a la ruina.
[Ilustracion]
III
EL CAPITAN ZALDUMBIDE
El ser vasco en aquel buque constituia gran ventaja. El capitan lo era,
lo mismo que su camarilla o guardia negra, con quien se entendia en
vascuence. Yo iba a formar parte de esta camarilla.
No era raro, sino muy frecuente, que los armadores de barcos corsarios o
negreros escogieran capitanes de puertos lejanos; asi, los de Saint-Malo
tomaban un capitan de Burdeos; los de aqui, uno del Havre o de Honfleur.
En el tiempo en que Nantes era uno de los centros negreros mas activos
de Europa, habia alli pilotos de todo el mundo.
El capitan Zaldumbide era hombre alto, encorvado, amojamado. Nosotros le
llamabamos el Viejo; en ingles, el Viejo de a bordo, y en vascuence,
_Gure Zarra_ (nuestro viejo). Zaldumbide no hablaba apenas; tenia una
mirada de traves, con sus ojos encarnados, poco agradable. Se dejaba
sotabarba, ya blanca, y el pelo lo llevaba largo. Vestia levita negra y
raida; en la cabeza, una gorrita, y los dias de frio, un gaban viejo con
esclavina.
Zaldumbide bebia poco o no bebia nada. Era muy religioso. Nunca se
sentaba a comer sin rezar antes el _Benedicite._ Tenia en su camarote
una virgen peruana, con dos ramas de romero bendito debajo. Ante esta
imagen rezaba con un rosario de cuentas gruesas.
Yo muchas veces pense si nuestro capitan estaria loco, porque algunas
noches se las pasaba sin dormir, andando por el cuarto, llorando e
invocando a la Virgen. Quiza le remordian sus crimenes.
Antes de ser negrero, el Viejo, segun decian, habia hecho naufragar
varios barcos asegurados, llegando hasta exponer su vida. Tantos
naufragios seguidos le dieron una buena fortuna y una mala fama.
Entonces se dedico al comercio del _ebano._
Zaldumbide llevaba a la tripulacion muy derecha, sin que nadie se le
desmandara.
Los domingos deseaba que se celebrasen convenientemente, y en estos dias
se ponia una levita azul, que el llamaba la nueva
|