nonazo, a la hora de la diana.
En el momento que encontre a aquel marinero estaban cerrando el puerto.
Yo no conocia a nadie, y me alegre de relacionarme con alguien que
pudiese darme una orientacion. Le dije a mi nuevo conocido que no tenia
plaza en ningun barco, que deseaba ir a America, y le ensene mis
certificados de buena conducta.
El hombre me dijo:
--No se apure usted. El mundo es grande, y, sabiendo trabajar, se vive
siempre. Venga usted conmigo.
Le segui, y me condujo a una posada de marineros de la calle de la
Souris, calle estrecha, infecta, sombria. Bajamos unas escaleras,
hablamos y bebimos. Sin duda, yo bebi demasiado. Recuerdo que me eche a
dormir sobre la mesa, y cuando me quise dar cuenta de donde estaba, me
encontre, como por arte de magia, a bordo de un gran buque, que salia en
aquel instante de la rada de Brest. Pasabamos por delante del Fuerte del
Diablo, cuando oimos el canonazo indicando que se abria el puerto.
El barco en donde estaba era un barco negrero. Me dijeron que me habia
comprometido la noche anterior en la taberna. Yo, la verdad, no
recordaba nada. Despues comprendi, viendo como a otros los cazaban, lo
que hicieron conmigo. A unos les emborrachaban sencillamente; a otros
les solian dar opio y los llevaban a los barcos de noche, por delante de
la policia, como marineros borrachos.
Ya en el barco me pintaron el porvenir de color de rosa; me dijeron que
podia hacerme rico, y yo dije: Bueno, sigamos adelante.
El hombre, en la vida y en el mar, no tiene mas que dos caminos: el
torcido y el derecho. Mientras se marcha por el camino torcido, es
inutil hacer cosas buenas; va uno dando tumbos y tumbos, perdiendo las
velas, hasta que queda uno desarbolado. Entonces lo unico que hay que
hacer es cambiar de derrotero ... si se puede, porque lo demas es
inutil.
El barco en donde acababa yo de entrar involuntariamente era un barco
moderno para la epoca: un barco de carga con gran bodega, una verdadera
urca holandesa, de aquellas que llamaban urcas mayores. Desplazaria de
seiscientas a setecientas toneladas, tendria unos ciento sesenta o
ciento ochenta pies de largo y mas de treinta de ancho.
Como barco de carga destinado al transporte de mercancias, era un tanto
pesado; de figura muy redonda, casi igual a proa que a popa, tenia una
cubierta, sollado a proa para la marineria, camaras en popa y todo lo
demas preparado para bodega. Como la generalidad de los barcos de
entonces, no te
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