de su
dueno, sonrio forzadamente frunciendo en seguida el entrecejo. A Pepa no
le paso inadvertido este gesto.
--Mire usted que cara tan nublada tiene en este momento Osorio. iInspira
horror! Y toda la culpa la tiene usted, picaro.
--iYo! Nada de eso. Deben de ser cuestiones de guita las que le ponen
tan amarillo. Me han dicho que esta arruinado o muy proximo a
arruinarse.
Pepa se estremecio visiblemente.
--?Que dice usted? ?Por donde ha sabido usted eso?
--Pues me lo han dicho ya varios.
La viuda se volvio bruscamente hacia Jimenez Arbos sin ocultar su
agitacion y le pregunto en voz baja y alterada:
--?Has oido algo de que Osorio este arruinado?
--Si, lo he oido. Osorio viene jugando a la baja hace tiempo y los
fondos se empenan en subir--respondio el estadista levantando la cabeza
con gesto petulante de pavo real.
En el tono con que pronuncio estas palabras se advertia satisfaccion.
Para un ministro, jugar a la baja es siempre un crimen digno de castigo.
--Yo no se lo que tendra comprometido en esta liquidacion; pero si es
mucho esta perdido, porque el consolidado ha subido un entero. Y si se
empena en no liquidar inmediatamente, a fin de mes puede tener muy bien
dos enteros de alza.
Todo el buen humor de Pepa habia desaparecido de repente. Bajo la cabeza
y dejo caer el tenedor sin animo para concluir el trozo de jamon de York
que se habia puesto. El ministro, observando su silencio y su tristeza,
le pregunto:
--?Tienes por casualidad fondos en su poder?
--Por casualidad, no ... ipor estupidez mia! Tiene en su mano casi toda
mi fortuna.
--iOh diablo, diablo!
--Se me esta haciendo rejalgar en el cuerpo lo que he comido. Creo que
me voy a poner mala--dijo la viuda poniendose realmente palida.
Arbos hizo esfuerzos por tranquilizarla. Tal vez no fuese cierto todo.
En las ruinas como en las fortunas improvisadas se exagera siempre
mucho. Ademas, si algun compromiso habia sagrado para Osorio, debia ser
el de ella, una dama que le confia su dinero por pura amistad.
Aunque hablaban en falsete, sus fisonomias graves y sus ademanes
decididos llamaron la atencion del general Patino, el cual, con
admirable penetracion, dijo a la marquesa de Ujo:
--Mire usted a Pepa y a Arbos. Hay nube de verano entre ellos. iQue
hermoso es el amor hasta en sus fugaces tormentas!
Mientras tanto, los condes de Cotorraso, Lola Madariaga, Clementina y
los barones de Rag hablaban del arsenico como medicament
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