de mirame y no me toques.... Bueno, si
quereis tocad la espalda--anadio generosamente.
Y uno tras otro fueron poniendo la palma de la mano en la espalda de
aquel hermoso animal que, efectivamente, casi quemaba.
--Ahora vais a ver como me las compongo con los boquerones--dijo
sentandose--. Porque supongo que te habras acordado de mi--anadio
levantando la vista hacia Pepe Castro.
Este hizo una senal afirmativa y empujo suavemente a Manolito Davalos
para que se sentase al lado de su ex querida. Era curioso ver la extrana
turbacion que se apoderaba del tocado marques cuando se ponia cerca de
la Amparo. Esta mujer le fascinaba de tal suerte que se mostraba
confuso, ruborizado, sin saber que decir ni hacer. Los companeros, que
lo sabian, mirabanle con disimulo y enviaban sonrisas y guinos a la
joven, la cual adoptaba un continente protector, maternal, con el. Se
reia como los demas de aquella extrana y furiosa pasion; pero en el
fondo se sentia halagada por ella.
Rafael Alcantara, que ya habia pellizcado en todos los platos de
entremeses, volvio a gritar:
--Senores, que venga por Dios esa cena, porque voy a pillar una
indigestion de aceitunas.
Acomodaronse todos, al fin. Dos mozos comenzaron a servir los platos.
Amparo desdeno el _consomme_; pero cuando trajeron unos filetes de
_boeuf macedoine_ se colmo de tal modo el plato que los amigos
comenzaron a darse de codo y a reir.
--iAh! ?vosotros pensais que soy una nina tisica de las que cantan _La
Stella confidente_?... iYa vereis, ya!
Rafael saco la conversacion del duque de Requena, pero la Amparo corto
las bromas.
--Vamos, dejadle en paz. Ya que paga, que se divierta el pobre como
pueda.
Aunque todo el mundo sabia que tenia esclavizado al archimillonario, no
gustaba que se rieran a su costa. Del duque pasaron a su hija. Rafael
contaba pormenores terribles, repugnantes. Las mujeres se ensanaron con
ella vengandose de su hermosura, su elegancia y su orgullo. Castro, en
vez de acudir a la defensa, contentose con sonreir discretamente y
exclamar con negligencia:
--iNo sabeis lo que decis!
Aquella sonrisa, aquel tono superior y desdenoso, querian sin duda
significar que era ridiculo hablar de las interioridades de Clementina
en presencia de el. Pusieronse sobre el mantel las honras de otra
porcion de senoras y caballeros. Entre copa y copa de _borgona_, entre
bocado y bocado de salmon con mayonesa quedaron todas perfectamente
arregladas. Manolito no
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