o todavia se quedase en el despacho adivinandose en su actitud
un resto de inquietud, Raimundo, con esa audacia peculiar de las mujeres
y de los hombres debiles en las circunstancias criticas, dijo con
firmeza:
--El capital de mi hermana y el mio esta integro. Ahora mismo va usted a
ver los titulos....
Y saco la llave y se dirigio al armario. Su tio le detuvo.--No hace
falta, chico.... ?Para que?
Asi salio, casi milagrosamente, de aquel terrible compromiso, que de
otro modo hubiera producido una catastrofe. Sin embargo, la victoria le
costo muchos momentos de cruel amargura, un gran desfallecimiento fisico
y moral que por poco le hace enfermar. No es posible romper bruscamente
con nuestras ideas y sentimientos, con lo que constituye nuestro
caracter, sin que la ruptura produzca vivo dolor.
Por esta epoca vino a visitarle un caballero chileno, aficionado a la
zoologia y dedicado tambien a la especialidad de las mariposas como el.
Venia de Alemania y se disponia a regresar a su pais. Habia leido
algunos de sus articulos cientificos, y teniendo ademas noticia de su
coleccion, no quiso pasar por Madrid sin verla. Raimundo le recibio con
alegria y un poco de vergueenza tambien. Hacia ya algunos meses que no se
ocupaba poco ni mucho en asuntos de ciencia, que tenia su coleccion
abandonada. A pesar de eso el chileno la hallo muy notable y simpatizo
extremadamente con el. Le dijo que tenia encargo de su Gobierno para
llevar algunos jovenes de valer que se pusiesen al frente de las
catedras recien creadas en Santiago de Chile. Si queria venirse, una de
ellas seria para el. El sueldo que se le ofrecia era bastante crecido,
la posicion brillante en un pais nuevo y ansioso de instruccion. En
otras circunstancias, Raimundo, que ya no tenia mas vinculo en Espana
que su hermana, quiza se hubiera decidido a emigrar con ella. Mas ahora,
enloquecido por el amor, encontro tan absurda la proposicion que no pudo
menos de sonreir con cierta lastima al rechazarla cortesmente, como si
fuese un millonario o un hombre colocado en la cima de la sociedad
espanola.
Para costear su viaje a Biarritz necesito enajenar mas papel de la
Deuda. Llevo en metalico a Francia unas cinco mil pesetas, cantidad mas
que suficiente para pasar el verano. Sin embargo, a los pocos dias,
arrastrado del ejemplo de sus amigos, se le antojo jugar en el Casino a
_los caballitos_. En dos sesiones perdio todo el dinero. No estando
avezado a estos lances, lo unico
|