iendoles el billete. Cobo estaba
en el otro salon y habia venido por el estribo, arriesgandose un poco,
pues el tren llevaba extraordinaria velocidad. Se le acogio con
aplausos. Las chicas enviaron recaditos a sus vecinas las del otro
coche. Los pollos escribieron cartas de declaracion. De todo se encargo
el primogenito de Casa-Ramirez, quien iba y venia de un coche a otro con
gran firmeza a pesar de su obesidad. Esto les divirtio un rato. Los
billetes amorosos escritos con lapiz se leian en voz alta y provocaban
los aplausos y la risa.
Raimundo charlaba con el mejicano de las vacas y con Osorio. Este habia
llegado a mirarle con cierta benevolencia. De los amantes de su mujer
era el que habia hallado mas simpatico y mas inocente. Aunque nino en la
apariencia, observaba que era inteligente, instruido, cualidades que
hasta entre salvajes concede cierto prestigio a la persona. Nuestro
joven habia concluido por adaptarse bastante bien al medio en que hacia
tiempo vivia. No solo en su traje podian observarse los refinamientos de
la moda secundada por la propia fantasia, sino que en su trato y en sus
modales se iba operando un cambio visible. En sus relaciones con
Clementina continuaba siendo el nino timido, el mismo esclavo sumiso que
vivia pendiente de un gesto o una mirada de su dueno. El amor echaba en
su corazon cada vez mas hondas raices. Pero en el comercio social se
habia ido atemperando a lo que en torno suyo veia. Hizo lo posible por
reprimir los impetus de su naturaleza expansiva y afectuosa: adopto un
continente grave, impasible, ligeramente desdenoso: procuro burlarse de
cuanto se decia en su presencia, como no tocase a los usos y fueros de
la salvajeria: adquirio un cierto tonillo ironico, semejante al de sus
companeros de club. Y sobre todo se guardo muy bien de emitir ninguna
idea cientifica o filosofica, pues por experiencia sabia que esto era lo
que no se perdonaba en aquella sociedad. Hasta procuro refrenarse cuando
alguno de aquellos jovenes le inspiraba mas simpatia y afecto que los
otros. El carino es en si ridiculo y precisa guardarlo en el fondo del
corazon. De otra suerte se exponia a que el mismo objeto de sus
expansiones carinosas le respondiese con alguna cuchufleta como le
sucedio mas de una vez. Gracias a estas diligencias y a tal aprendizaje
que fue para el rudo, logro que se le respetase algo mas, que se le
mirase como hombre _chic_, suprema felicidad a que no es facil llegar en
esta misera ex
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