o de aparecido. La alegria salvaje
de los obreros ante aquel cuadro lastimoso produjo penosa impresion en
Raimundo. Cogio al nino entre los brazos, lo sacudio un poco hasta que
logro hacerle despertar, le beso en la frente con afecto, y sacando un
duro del bolsillo se lo entrego, alejandose despues con Clementina. Ceso
la algazara de los obreros. Uno dijo con tonillo de envidia:
--iAnda, que hoy poco trabajo te ha costado ganarte el jornal!
A la una de la noche los convidados de Salabert se retiraron a
descansar. Estaba en el programa que a las nueve de la manana se
reuniesen todos en el salon para ir desde alli a visitar los trabajos y
la mina. Y se cumplio, no estrictamente, porque en Espana esto no puede
suceder, pero si con una hora de diferencia. A las diez salio la
comitiva, bastante mermada por supuesto, en coche para Riosa. Apearonse
a la entrada de la villa y la atravesaron por el medio, produciendo,
como es consiguiente, no poca turbacion en ella. Las mujeres salian a
las puertas y ventanas contemplando con ansia y curiosidad aquel
brillante cortejo de damas y caballeros ataviados con trajes que no
habian visto en su vida. Lo mismo que sus esposos, hijos y hermanos, el
color de aquellas mujeres era palido, enfermizo, sus facciones menudas,
su mirada languida, sus manos y sus pies pequenos. Al pasar vieron
tambien algunos hombres atacados de fuerte temblor.
--?Que es eso? ?Por que tiemblan asi esos hombres?--pregunto asustada
Esperancita.
--Son _modorros_--le respondio un empleado.
--?Y que son modorros?
--Los que enferman por trabajar en la mina.
--?Y enferman muchos?
Todos--dijo el medico que habia oido la pregunta--. El temblor mercurial
ataca a cuantos bajan a la mina.
--?Y por que bajan?--pregunto candidamente la nina.
--Por mania--repuso el medico sonriendo--. Yo creo que vale mucho mas
respirar el aire fresco, que no el de alla abajo.
--iClaro! Yo seria cualquier cosa antes que minero.
Desembocaron al fin en una plaza o plazoleta, en el centro de la cual
trabajaban algunos obreros levantando un artistico pedestal de marmol.
--Es el pedestal para la estatua del senor duque--dijo el director de
las minas en voz alta.
--iAh! ?Con que van a colocar ahi su estatua, duque?--exclamaron unos
cuantos rodeando al procer.
Este se encogio de hombros haciendo un gesto de desprecio.
--No se. Es una payasada que se le ha ocurrido al casino de los mineros.
--iOh, no, senor duque!--e
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