cio en marcha, ?verdad Regnault?
El ingeniero asintio con la cabeza, sonriendo tambien con galanteria.
--Ademas es necesario, duque, que los operarios trabajen menos
horas--dijo la condesa de la Cebal.
--Y que se les aumenten los jornales--manifesto Lola Madariaga.
--Y que se hagan casas para ellos en Villalegre--anadio la marquesa de
Fonfria.
--iOh! ioh! ioh!--exclamo el duque soltando una sonora y barbara
carcajada como las de los heroes de la Iliada--. ?Y por que no les hemos
de traer a Gayarre y a la Tosti para recrearles por las noches? Deben
ser muy aburridas aqui las noches.
Las damas sonrieron avergonzadas.
--Vamos, duque, no bromee usted, que la cosa es seria--dijo la condesa
de la Cebal.
--iY tan seria, condesa! iComo que me ha costado ya quince millones de
pesetas! ?Le parecen a usted poco serios estos millones?
Las senoras le contemplaron con admiracion, fascinadas por el caudal
enorme que aquel hombre manejaba.
--?Pero a esos millones no piensa usted sacarles un redito?--dijo Lola
que presumia de entender algo de negocios.
El duque volvio a soltar otra carcajada.
--No, senora, no, ique redito! Pienso dejarlos aqui para el primero que
pase.
Y poniendose grave de pronto:
--?Quien diablos les ha metido por la cabeza esas ideas? Crean ustedes,
senoras, que lo que hace aqui falta ipero mucha falta! es moralidad.
Moralicen ustedes al obrero y todos estos estragos que ustedes han visto
desapareceran. Que no beban, que no jueguen, que no malgasten el jornal,
y esos efectos del mercurio no seran para ellos funestos.... Pero, claro
esta--anadio volviendose hacia los caballeros que se habian acercado--:
?como ha de resistir en la mina un cuerpo que en vez de alimento, sea el
que sea, tiene dentro un jarro de aguardiente amilico? Estoy convencido
de que la mayor parte de las enfermedades que aqui hay son borracheras
cronicas. Sepan ustedes, senores, que en Riosa se desconoce por
completo el ahorro ... iel ahorro! sin el cual "no es posible el
bienestar ni la prosperidad de un pais...."
Esta frase la habia oido el duque muchas veces en el Senado. La repitio
con enfasis y convencimiento.
--Pero duque, ?como quiere usted que ahorren con una o dos pesetas de
jornal?--se atrevio a apuntar la condesa de la Cebal.
--Perfectamente, condesa. El ahorro es ante todo una idea (_esto lo
habia oido a un economista amigo suyo_), la idea de separar algo del
goce de hoy para evitarse el dolor de m
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