us asaltos
continuaban siendo infructuosos, Clementina y Osorio estaban con el alma
en un hilo. Deciase que el duque se hallaba realmente enfermo, que
sufria una paralisis progresiva. En vista de ello se determinaron,
despues de escuchar el parecer de algunos celebres abogados, a pedir
ante los tribunales su inhabilitacion o la incapacidad para administrar
sus bienes.
Por estos dias se dijo que aquel habia experimentado un nuevo ataque y
que de resultas habia quedado casi enteramente imbecil. Confirmaba este
rumor el que no salia de casa y el que sus amigos intimos no conseguian
verle cuando iban a visitarle.
En tales circunstancias, bien por un arranque de su temperamento
impetuoso o porque no faltara entre sus intimos quien se lo aconsejara,
Clementina se resolvio a dar un golpe decisivo que de una vez zanjase el
litigio y todos los problemas a el anejos. "Mi padre esta
secuestrado--dijo--. Yo voy alla y arrojo a esa mujer de casa". Osorio
trato de disuadirla, pero inutilmente.
Una manana se hizo trasladar en su coche al palacio de Requena. Pasmo
del portero al abrir la verja y encontrarse con la senorita Clementina,
y visible alegria tambien. Porque, aunque no era tan llana como la ex
florista ni tan prodiga, el sentimiento de justicia obligaba a los
criados del duque a despreciar a esta y respetar a aquella. La orgullosa
dama se contento con decir, sin mirarle: "Hola, Rafael", y se dirigio
rapidamente a la escalinata.
?Como esta papa?--pregunto al criado que hallo en el recibimiento.
Tan aturdido quedo que no pudo responderle inmediatamente.
--iVamos, hombre!--repitio con impaciencia--. ?Que tal papa? ?Esta en
las oficinas o en sus habitaciones?
--Dispense V.E. ... el senor duque esta bueno.... Me parece que aun esta
en su gabinete....
En aquel momento una doncella, que desde el fondo del corredor la vio y
escucho sus preguntas, corrio toda azorada a avisar a la senora.
Clementina tambien subio con pie rapido la escalera del piso principal.
Antes de llegar a la puerta del gabinete de su padre, la Amparo se
interpuso delante de ella, palida, mirandola fijamente, con ojos
agresivos.
--?Donde va usted?--pregunto con voz ligeramente ronca por la emocion.
--?Quien es usted?--respondio la dama alzando la cabeza con soberano
desden y mirandola de arriba abajo.
--Yo soy la senora de esta casa--repuso la malaguena poniendose aun mas
palida.
--Querra usted decir la secuestradora. No tengo noticia d
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