e la anterior esposa.
Seguia el pleito entre el duque y su hija, mas empenado cada dia y
encendido. La Amparo se declaraba parte en el entre sus amigos; gozaba
soltando contra Clementina el odio mortal que la profesaba en palabras
tabernarias. Salian a relucir en su tertulia todos los devaneos de la
dama, corregidos y aumentados por los parasitos; se contaban anecdotas
que harian ruborizar a un guardia civil; se atacaban hasta sus prendas
corporales, diciendo que los dientes eran postizos, que tenia una cadera
torcida y otras calumnias por el estilo. Cierta noche tuvo exito
prodigioso un muchachuelo al manifestar que Clementina, segun datos
irrecusables, gastaba pantalones de franela a raiz de la carne.
Algunos de estos dichos llegaban a oidos de la interesada y la hacian
empalidecer de ira, amargaban extremadamente su agitada existencia. El
pleito era ya para ella una lucha personal con la Amparo. Lo que mas
temia, y Osorio tambien, era que se realizase el anunciado matrimonio de
su padre. Si esto sucedia no habia mas remedio que ver a la ex florista
ostentando la corona ducal, tratando de potencia a potencia con ellos.
Aunque al principio la sociedad la rechazase, como con el tiempo todo se
olvida, quiza aquella vil mujer llegaria a ser una verdadera duquesa.
Afortunadamente para ellos, aunque Salabert estaba sometido en todo a su
voluntad, les constaba que se oponia tenazmente a casarse, que la Amparo
hacia inutiles esfuerzos para decidirle, que habia habido escenas
violentas entre ellos. La ex florista, al principio, lo habia tomado por
la tremenda. Se contaba que en un arrebato habia herido al duque con
unas tijeras, que los criados escuchaban frecuentemente gritos
descompasados de la bella injuriando al viejo, llenandole de denuestos.
Uno juraba que la habia oido gritar:
--?Por que no te casas? idi, canalla!... ?Crees que te deshonras con
eso? ?No sabes que por ahi todo el mundo dice que eres un ladron? ?que
tus iniciales significan _ia ese!_...? Sere una p... pero una p... ?no
vale tanto como un ladron?
Ciertos o no estos horrores, lo que constaba de un modo indudable era la
resistencia de el y el afan de ella. Alguien le hizo entender que no era
este el mejor sistema y que corria riesgo, por quererlo todo, de
perderlo todo. Cambio de tactica. Se dedico a sacar de su querido todo
el dinero que pudo y a empujarle suavemente, pero con tenacidad, al
matrimonio. Mas aunque por lo que se refiere a esto ultimo s
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