agarraban a las argollas.
--El primer piso--dijo el director al pasar por delante de una abertura
negra.
Nadie hizo observacion alguna. Aquella suspension en el abismo, en lo
desconocido, paralizaba su lengua y hasta su pensamiento.
--El segundo piso--volvio a decir el director al cruzar rapidamente otro
agujero negro.
Y asi fue dando cuenta de todos hasta llegar al noveno. Alli percibieron
ruido de voces y vieron iluminada la abertura.
--Aqui es donde vamos a almorzar. Antes visitaremos el onceno para ver
los trabajos.
Despues de pasar el decimo, grito con toda su fuerza:
--?Estan echados los taquetes?
Se oyo una voz lejana en el fondo que decia:
--No.
--iEcharlos ahora mismo!--grito el director agitado.
--iNo puede ser!--respondieron de abajo.
--iComo! iComo!... iEsos taquetes! iEchar esos taquetes!
Y con las mejillas inflamadas, agitado, convulso, gritaba como un
energumeno mientras la jaula descendia lentamente.
Un frio glacial penetro en el corazon de todos. En el compartimiento de
arriba algunas damas lanzaban chillidos penetrantes. Las de abajo
gritaban tambien y se cogian con fuerza al brazo de los caballeros.
Algunas se desmayaron. Fue un momento de angustia indescriptible. Creian
llegado el fin de su vida.
Y el director no cesaba de gritar:
--iEsos taquetes! iEsos taquetes!
Y las voces de abajo se oian cada vez menos distantes:
--iNo puede ser! iNo puede ser!
Cuando ya se creian rodando por el abismo, la jaula se detuvo
tranquilamente. Oyeron unas frescas carcajadas y sus ojos espantados
miraron, a la tremula luz de los candiles, un grupo de mineros cuyos
rostros risuenos cambiaron repentinamente de expresion reflejando el
temor y el asombro.
--?Que es eso? ?Que broma es esta?--exclamo el director saltando furioso
de la jaula y dirigiendose a ellos.
Los obreros se despojaron del sombrero respetuosamente. Uno de ellos,
sonriendo avergonzado, balbucio:
--Perdone usted, senor director.... Creimos que eran companeros y
queriamos darles un susto....
--?No sabiais que bajabamos ahora nosotros?--volvio a decir con
irritacion.
--Senor director, nosotros pensabamos que se detenian en el noveno,
donde han hecho preparativos estos dias....
--iCreiais, creiais!... Pues tened cuidado con creer estupideces.
El duque recobro el uso de la palabra.
--iSabeis, hijos mios, que gastais unas bromas ligeras con vuestros
companeros!... iPonerles la muerte delante de l
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