odo,
hombre de negocios y no gustaba de andarse por las ramas o decir mas
palabras de las indispensables. Mas con sorpresa de la asamblea, donde
se hallaban muchos banqueros y algunos personajes politicos, comenzo a
pronunciarles un discurso por todo lo alto. Abandonando el asunto por
completo, entro dandoles amplias explicaciones de su conducta como
hombre publico; trazo una verdadera biografia de su persona,
deteniendose en pormenores del todo impertinentes; canto con la mayor
impudencia sus propias alabanzas, ofreciendose como el prototipo de la
consecuencia politica, del desinteres y la abnegacion; pregono sus
servicios al pais, por haber prestado dinero al Gobierno en momentos de
apuro, y a la causa de la humanidad coadyuvando poderosamente a la
ereccion de hospitales, escuelas y asilos. Hasta tuvo la desvergueenza de
decir que el asilo de ancianas de los Cuatro Caminos era obra suya.
Los circunstantes se miraban unos a otros con estupor y se murmuraban al
oido juicios poco lisonjeros sobre el estado intelectual del orador.
Cuando apuro la lista de sus meritos y se proclamo _urbi et orbi_ el
primer hombre de la nacion, principio a desatarse contra sus enemigos.
Presentose como victima de una persecucion tenaz, insidiosa, de mil
intrigas urdidas para desacreditarle y en las que intervenian una
porcion de personajes de la banca y la politica. En confirmacion de este
aserto leyo con voz campanuda y fogosa entonacion ciertos articulos
insertos en un periodico de provincia (la provincia en que estaban las
minas de Riosa), en que segun el se le atacaba "de un modo indigno y
asqueroso". Lo que venia a decir, en resumen, el articulista, era que
Salabert no era acreedor a que se le erigiese una estatua.
Los circunstantes, cada vez mas cansados y aburridos, se decian ya en
voz baja:
--iEsto es ridiculo! iEste hombre esta loco!
A medida que leia se iba enardeciendo. Su rostro, ordinariamente un poco
amoratado, se oscurecio de tal modo que parecia el de un estrangulado.
Al fin, sin terminar la lectura, cayo en el sillon presa de un ataque
que le privo del sentido. Y por entrambas vias su naturaleza pletorica
comenzo al instante a desahogarse de tan formidable manera, que solo un
medico que asistia a la reunion en calidad de socio oso acercarse a el.
XV
#Genio que se apaga.#
Despues de aquel ataque, las facultades mentales del duque
experimentaron una merma considerable, al decir de cuantos a el se
acerc
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